Yo era la típica chica que al lugar que entraba para hacer ejercicio, lugar que dejaba. ¿Mis razones? Me aburrían las clases, el ambiente era hostil, mi inestabilidad y desidia me abrazaban para no hacer ninguna actividad física, pero entrar al sitio ideal cambió mi vida. Puedo asegurarte que este lugar cambió no solo mi cuerpo, también mi mente.
¡Todo me aburría!
Con el paso de los años, dejé a un lado el hébito que mis papás me habían inculcado: hacer ejercicio. Lo retomaba de vez en cuando, pero era muy raro. Me enfocaba en otras cosas y en ese momento hacer ejercicio no estaba en mis prioridades. Cuando terminé la universidad retomé el ejercicio y probé el crossfit, pero el gusto me duró poco. Lo que menos tenía era disciplina y gusto por las cosas. Era tan fácil que me aburriera, que no me importaba pagar y dejar perder ese dinero. Y así, estuve por mucho tiempo.
¿Por qué decidí activarme?
Pero ¡oh, sorpresa! Me fui unas semanas de vacaciones con mi mamá, durante el viaje subí horriblemente de peso y eso lo tomé como motivo para que, cuando volviera a casa comenzara a activarme y así fue. Recuerdo que fue un día jueves del mes de octubre cuando fui a pedir informes. Siempre he creído en mi intuición y en el primer lugar que entré, supe que era el lugar ideal y ¡no me equivoqué! La chica del mostrador fue muy amable y carismática, el ambiente se sentía relajado y el lugar era atractivo. Ese mismo día tomé mi primera clase y días después pagué mi mensualidad.
El mejor lugar para entrenar
Me bastaron unos cuantos días para saber que estaba en el lugar correcto. La dinámica que maneja en el lugar es ¡fascinante! El lugar definitivamente cambió mi vida. No hay un solo día que falte, diario entreno mis dos horas y aunque termine agotada y adolorida, jamás falto. ¿Qué fue lo que pasó? Varios factores influyeron. Primero, las instalaciones son cómodas, el gimnasio está muy cerca de mi casa, la dinámica del lugar maneja más de 14 actividades entre ellas mis favoritas: pesas, zumba, combat, TRX, GAP y yoga. Lo increíble es que voy turnando las actividades y jamás me aburren.
¡Ellos forman parte de este cambio!
El ejercicio cambió mi vida y más ese lugar de acondicionamiento físico. Gracias a su dinámica me volví disciplinada. No hay un solo día que no vaya, disfruto tanto cada clase, que el dolor se dispersa cuando mis entrenadores me sonríen y me dicen que voy avanzado cada vez más. Ellos son un gran apoyo y la verdad, su pasión y amor por lo que hacen lo transmiten, y el ambiente es el mejor. David, Abraham, Alán, Enrique y Fernando son esas personas que se cruzan en tu camino para enseñarte cosas y así fue, gracias a su apoyo pude romper barreras.