La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud en toda Latinoamérica. A tal grado que se estima que 7 de cada 10 niños sufren de sobrepeso u obesidad. La obesidad es caracterizada por la acumulación de grasa en el tejido adiposo, superior al 20% del peso de una persona. Esto depende de su edad, altura y sexo. Está relacionada con la pérdida de la salud y el riesgo a contraer enfermedades crónicas graves como la diabetes, hipertensión, entre otras.
Hace algunos años se pensaba que los niños gorditos eran sanos. “Si te paras sin dejar tu plato limpio, estás desperdiciando la comida”. Esta y otras cosas que te decía tu abuela o madre son unas de las principales causas de esta enfermedad. Esto quiere decir que el problema viene de una costumbre familiar de años atrás. En el pasado era de lo más normal creer que “ser de buen diente ” era lo que te aseguraba una buena salud. Sin embargo, con toda la nueva información en cuanto a salud y nutrición es el momento justo para comenzar a cambiar.
¿Qué es la obesidad infantil?
Existe una gran diferencia entre la obesidad y el sobrepeso.
- La obesidad es la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo que supone un riesgo para la salud. Los niños son la población más vulnerable para contraer esta enfermedad. Están rodeados de muchas cosas que los llevan a comer excesivamente.
- El sobrepeso es el aumento del peso corporal por encima de la población. Es decir, cuando tu hijo es mucho más pesado que el resto de los niños de su edad.
Factores que contribuyen a contraerla:
Predisposición Genética.
Es muy probable que el hijo de dos personas obesas sea obeso. Pero tiene mucho más que ver con lo hábitos que tienen los padres. La ingesta excesiva de comida es un hábito que viene desde casa.
El entorno.
Los padres, familiares y amigos del pequeño involucrado, lo orillan a seguir comiendo excesivamente. Darle un dulce de vez en cundo a tu hijo no le hará nada. Pero cumplir sus caprichos de golosinas todos los días puede marcarlo de por vida. Seamos realistas, ellos son los niños y los papás los adultos. ¿Quién debe decidir cual es una buena alimentación?
El sedentarismo.
Cuando nuestros pequeños no tienen actividad física, sus cuerpos no son capaces de gastar la cantidad de azúcar que ingirieron en el día. ¿A cuántos padres no les pasa que no saben cómo controlar a sus pequeños cuando están en pleno crecimiento? La falta de ejercicio hace que tu hijo corra por la casa como gallina sin cabeza. El ejercicio es esencial en la vida de cualquier pequeño. Es un hábito que debemos inculcar en ellos mientras estén pequeños.
No saber comer.
Es una costumbre adquirida. Nosotros agarramos la pauta de alimentación de nuestra educación. Sin embargo, como adultos conscientes de lo que puede causar en nuestros hijos, debemos de encontrar la mejor forma de alimentarlos con una dieta balanceada. No es nuestra culpa del todo, pero tenemos el poder de cambiar nuestra alimentación.
Los hábitos que inculcas en tus hijos los primeros 7 años de vida determinarán el resto de su vida. Entre estas experiencias, se encuentra también su alimentación. Por ejemplo: Si desde pequeños no les enseñas a comer frutas y verduras, su paladar no va a poder reconocer estos sabores como algo bueno. Por ende a tu pequeño nunca le van a gustar, lo cual pone en riesgo el futuro de su salud. La comida tiene que ser una experiencia agradable para tus pequeños, la relación que se tiene con la comida inicia de esta manera. Es mejor que les enseñes que una golosina de vez en cuando no hace daño, pero no es sano comerlas siempre.
¿Qué problemas tienen los niños con obesidad y sobrepeso?
Te compartiremos algunos de los problemas a los que nuestros niños se pueden enfrentar si, como mamás, no tomamos cartas en el asunto.
Problemas en la columna.
Los huesos de nuestros pequeños están en constante crecimiento y son “elásticos”. Cuando ellos empiezan a subir de peso de manera descontrolada, se vuelve demasiada carga para su columna. Así que esta se desvía e inclusive pueden desarrollar una joroba.
Problemas en las rodillas y cadera.
Cuando el peso es demasiado para las articulaciones de los niños, la carga en las rodillas y en la cadera es tan alta que los ligamentos y tendones que las sostienen empiezan a lastimarse. Esto provoca desde dolores pasajeros hasta dolor crónico.
Un mal desarrollo durante su adolescencia.
La grasa que está debajo de la piel y alrededor de los órganos no solo sirve para guardar el calor y como reserva de energía, también interviene en la producción de hormonas sexuales como los estrógenos. En exceso, puede retardar el desarrollo sexual y alterarlo. En el caso de los niños, puede causar ginecomastía (desarrollo de los senos).
Diabetes e hipertensión.
Estar expuestos a cantidades tan altas de grasas y azúcares, hace que el páncreas y corazón de los pequeños empiecen a presentar fallas. Esto prácticamente garantiza que vivirán su adolescencia con estos problemas.
Bullying.
El maltrato psicológico al que están expuestos puede dejar una marca permanente en la autoestima de los niños. No podemos evitar que el mundo exterior dañe a nuestros hijos. Pero sí podemos hacer que la autoestima de nuestro pequeño se forje desde casa, inculcando el amor por nuestro propio cuerpo. Muy diferente a solapar la ingesta desmedida de alimentos chatarra.
Estamos de acuerdo en que un pequeño no debe basar su felicidad su imagen corporal.
Sin embargo, no deja de afectarlos física y psicológicamente.
Como padres, somos responsables de enseñar a nuestro pequeño a seguir el buen camino con buenos hábitos que lo dejarán ser un adulto feliz y mucho más sano.