Cuando quedas embarazada, lo más complicado en lo que piensas es en cómo se llamará tu bebé o a quién se parecerá más: si a ti o a su papá. Son las cosas comunes que pasan por la cabeza de todas. Sin embargo, es poca o nula la información que tenemos sobre la compatibilidad genética que no deberíamos estar ignorando. Te cuento por qué.
Compatibilidad genética
La mayoría de las personas tenemos en los genes ciertas mutaciones (que son hereditarios en el ADN). Si se comparten con la pareja y también tiene alteraciones, existe el riesgo de que los hijos nazcan con alguna condición genética que bien podría evitarse. Muchos niños nacidos con alguna condición, son “portadores” de esa información genética, aunque no presenten síntomas. Cuando ambos padres son portadores, la probabilidad de un hijo enfermo es 25 % en el embarazo, 50 % de que sea portador y 25 % que sea sano y no portador.
Cómo saber la compatibilidad genética
Existe un estudio genético llamado Tamiz preconcepcional o análisis de portadores. Se toman muestras de sangre de los futuros padres y se analiza para saber si existe alguna mutación en común. Brinda opciones reproductivas informadas y personalizadas. Los resultados de dicho estudio tardan entre 15 y 20 días. Se analizan más de 300 genes en donde se relacionan enfermedades genéticas. Algunas son: fibrosis quística, hemofilia, atrofia muscular espinal, síndrome X-frágil, hiperplasia suprarrenal congénita.
El Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia recomiendan que esta prueba se incluya en la planificación familiar, así se evitarían muchas enfermedades.
Lo mejor es que cuando tu pareja y tú decidan tener hijos, acudan con un médico genetista, además del ginecólogo, para realizar las consultas necesarias para evaluar factores de riesgo y prevenirlos. El médico solicitará estudios con una asesoría previa y así saber que el estado de la salud es el mejor. Saber que la compatibilidad genética es la adecuada, les evitará muchos problemas a ustedes y a su bebé.