Muchas veces oyes la historia de personas que se pierden en su relación sentimental y se aíslan del mundo hasta que terminan esa relación y vuelven a conectarse.
Claro que sé que es común, pero jamás pensé que me pasaría a mí.
Todo comenzó…
Cuando empecé a perder de vista lo que merezco. Cabe aclarar que no he tenido ni quiero tener una relación sentimental destructiva. Además, no creo que nadie la merezca. Es horrible caer en vicios con algo que podría ser tan positivo en tu vida. Mi novio no era así, no era un celoso empedernido, ni posesivo, ni odiaba a mis amigos. La verdad es que a duras penas los conoció. Lo que realmente pasó es que yo no pensé que lo mereciera, no podía creer que alguien como él me hiciera caso a mí.
La evolución…
Así que poco a poco empecé a darle prioridad a él por sobre todas las cosas. Esto se complicó cuando los trabajos de ambos se volvieron más demandantes. Así empezó a ser difícil que nosotros nos viéramos. Y fue así como perdí totalmente de vista lo que era importante. Mi amiga me decía una y otra vez que abriera los ojos, que si bien él no era mala persona yo le estaba dando mi vida. El primer paso fue muy simple: comencé a cancelar los planes que armábamos. Simplemente tenía un compromiso previo: con él, siempre. Luego, dejé de contestar los mensajes. Podía verlos, leerlos y olvidarlos. Dejaba dos palomitas azules por días, hasta que de plano dejaron de llegar los mensajes. Así que me entró la culpa y traté de empezar a mandarlos yo, pero eso tampoco duró mucho.
Lo peor fue cuando me perdí la fiesta de despedida de mi mejor amiga. Ahí no hubo marcha atrás. Obviamente va a regresar a pasar las fiestas decembrinas con su familia, pero no tengo forma de reponerle una fecha tan importante en su vida. Esta maestría es una oportunidad única. Trabajó duro por la beca y ahora que la ha conseguido no pudo contar conmigo para apoyarla.
El desenlace…
Esto se trata de pequeños detalles, no puedo decir que ha pasado un sólo evento trágico en esta historia. Más bien, ha sido el cúmulo de heridas que he causado poco a poco y que ahora intento reparar sin tener mucho éxito. “Básicamente lo escogiste a él por sobre nosotros. Jamás debió haber llegado al punto de que tuvieras que escoger, pero lo hiciste”. No encuentro palabras para explicarlo mejor. El problema está en que yo deliberadamente dejé atrás a familiares y amigos por una relación sentimental en la que jamás se me exigió que los dejara… ¡Pero lo hice! No les di la suficiente importancia para tratarlos como prioridad.
Ahora, hay un par de personas que ya no me consideran amiga. Claro que lo entiendo, pero ahora veo que no sólo fue por mi relación sino que nuestra amistad tampoco tenía un gran fundamento. Mis amigos más cercanos me han perdonado poco a poco, bajo la condición de permanecer fiel a mí misma siempre.