Muy pocas personas conocen las afecciones reales que sufre su piel. Tal es el caso de la rosácea. Ésta es una afección crónica de la piel que también puede afectar a los ojos. Es más común de detectar en la piel blanca, cuando la persona tiene “chapitas” que nunca se quitan.
¿Tengo rosácea?
No todas las pieles blancas tienen rosácea por chapearse un ratito. En realidad se trata de un enrojecimiento que puede venir acompañado de piel más gruesa, comedones y espinillas dependiendo de la persona. La rosácea es una enfermedad crónica que afecta la piel y a veces los ojos.
Síntomas:
- Enrojecimiento de la piel en pómulos y zona T.
- Granos o espinillas y, en etapas más avanzadas, el engrosamiento de la piel.
- En la mayoría de los casos la rosácea sólo afecta la cara.
- Normalmente los pacientes que presentan esta afección en status avanzados saben lo que tienen. Sin embargo, buena parte de la población que la sufre en grado mínimo, nunca llega a tratarla.
¿Por qué se crea la rosácea?
No hay un teoría completamente definida de por qué surge esta afección. Cuando la rosácea se encuentra en grado mínimo en la piel se debe a que los capilares de la piel se encuentran bastante débiles, por tener la piel tan clara. Esto es muy común. Lo cual crea enrojecimiento y en algunas ocasiones se pueden ver algunas telangectáseas en la misma. Son pequeñas venas en la cara, se alcanzan a ver más en el borde de la nariz.
En casos donde la rosácea se combina con problemas de acné, el pH de la piel se encuentra tan desequilibrado que la piel comienza a engrosarse por el mismo sistema inmune que intenta recuperar el equilibrio. Lo que nos lleva a tener aún más problemas si no lo atendemos con un profesional.
Tratamiento
La rosácea no tiene una cura, pero es una afección que se puede controlar y tratar.
- En casos graves, sólo un dermatólogo podrá dar tratamiento. Hay que evitar acudir a otro tipo de terapeutas ya que es una afección bastante grave donde la piel se encuentra en constante inflamación.
- En casos donde la persona sólo sufre del enrojecimiento de la piel. Debemos buscar fortalecer los capilares. Esto solo se pude lograr a base de terapia de láser o de luz pulsada. En éstas, la textura de la piel y el enrojecimiento empiezan a bajar considerablemente.
- Aplicar cremas que fortalezcan los capilares sanguíneos.
- Evitar las cosas que pueden irritar aún más la piel, pues dañan los capilares sanguíneos: cigarro (si sufres esta afección es una excelente idea dejar de fumar lo más pronto posible), desmaquillarse bruscamente, estrés, esteroides y temperaturas frías.
- Usar protección solar es algo que nunca debes dejar de hacer pues el sol agrava esta condición.
Tener el cuidado necesario con nuestra piel puede evitar que la afección se agrave.
Aún desconociendo las causas de ésta, sí se puede detectar en cada paciente algunos factores que ayudan a que esta se propicie. Ya sean malos hábitos, alimentación, estrés, entre otros.
Hay que ser lo suficientemente precavidas para notar las señales de las cosas que nos pueden estar afectando.