¿Tienes una alimentación emocional?, ¡es la que más engorda!

Muchas mujeres son “víctimas” de este tipo de alimentación. Comen en el momento de más estrés, tras la ruptura amorosa o incluso esos días cuando no te sientes insegura. Tener una alimentación emocional puede poner en riesgo tu salud, además de hacerte subir de peso.

Tu forma de comer dice mucho de tus emociones

Dicen que a todo se acostumbra el cuerpo menos a comer. Sin embargo, algunas chicas pasan gran parte de su día pensando en comida, aunque no estén pasadas de peso. Por otra parte, la forma desesperada con la que buscan alimento puede ser una señal de que no están lidiando con sus emociones. La ingesta excesiva de alimento es una cortina de humo que esconde el verdadero problema. Si detectas este comportamiento en ti misma, tienes una alimentación emocional:

  • No dejas de comer en todo el día.
  • Comes cuando te sientes abrumada.
  • Sientes que la comida tiene más control de ti que tú de ella.
  • Cada vez que algo malo o frustrante te sucede tiendes a comer de más.

Por eso las dietas no funcionan

Comer en exceso y tener sobrepeso pueden ser solo síntomas del verdadero problema. Concentrarse en el peso es una forma de no prestar atención a las razones por las cuales muchas personas recurren a la comida para deshacerse de sus problemas. El sobrepeso es un síntoma de la desdicha interna. Mientras no se atienda ese problema será más que imposible seguir una dieta que sirva. La pérdida de peso no siempre mitigará la pena que traemos dentro, pero sí te verás más guapa y esto puede subir tu ánimo. Para algunas, bajar de peso puede ser el paso hacia una mejor vida; pero no servirá de nada si no hacer un cambio radical.

El círculo vicioso de la alimentación emocional

Las preocupaciones y problemas emocionales atrapan a las personas en un círculo vicioso del cual es bastante difícil salir. Por otra parte, la preocupación por nuestro cuerpo enmascara inquietudes internas. Finalmente, la comida se convierte en un sustituto del afecto. Cuando nos desahogamos con la comida comemos en exceso. Este arrebato afecta directamente nuestro peso y nuestro cuerpo pues cuando engordamos sentimos ansiedad al respecto. De hecho, al hacerlo y sin saberlo reforzamos la creencia que solo a través de la comida podemos conseguir algo de felicidad.

Aumentar y bajar de peso es como estar en una montaña rusa emocional. Adquirir inteligencia emocional es lo que puede salvarte de este vaivén de emociones que no le hacen nada bien ni a tu mente ni a tu cuerpo.