Dejar los carbohidratos no fue la decisión más inteligente que he tenido en mi vida, pero te voy a contar la razón. También te voy a relatar cómo terminó este reto de tres semanas. De hecho, había planeado que fueran cuatro, pero por razones que vas a conocer terminaron siendo tan solo tres.
La razón de dejar los carbohidratos
Para empezar, tengo que decirte que siempre he sido una chica bastante saludable. Como de todo y hago bastante ejercicio. De hecho, soy una persona que ama su cuerpo y trata de conservarlo en buenas condiciones. No obstante, en esos días tuve una ligera obsesión con la idea de convertirme en una chica fit. El reto no era algo tan grande para mí, pues ya contaba con un cuerpo ligeramente trabajado y hábitos alimenticios sanos. En mi afán por lograrlo en el menor tiempo posible, decidí dejar los carbohidratos por un mes. Sí, 4 semanas sin probar pan, pasta, arroz ni cualquier tipo de carbohidrato con fécula.
Mi dieta
La dieta que elegí sería a base de verduras y carne únicamente. De hecho, sonaba bastante bien al principio, pero por las dudas consulté a un profesional. Mi nutriólogo, con todo el profesionalismo del mundo, me advirtió que no era la mejor de las ideas. Finalmente, me sugirió algunas otras alternativas. No obstante, soy una persona obstinada, así que incluso con la advertencia del especialista me embarqué en el reto.
La semana más larga de toda mi vida
Empece este reto un lunes por la mañana. Dejé de lado algunos alimentos a los que estaba acostumbrada. Ni una sola pieza de pan integral o pasta llegaron a mi plato en la primera semana. El hambre era impresionante la primera semana y el mal humor lo peor del mundo. Me enojaba bastante ver a mis compañeras de trabajo comiendo frente a mí. No toleraba el olor de la comida de los demás porque TENÍA MUCHA HAMBRE.
Al pasar los días
Dicen que a todo te acostumbras y sí… en cierta medida comencé a acostumbrarme. Mi cuerpo a partir de la primera semana empezó a cambiar. En ese momento practicaba alrededor de dos horas de ejercicio al día, nada exagerado realmente. En fin, los resultados que obtuve las primeras semanas fueron increíbles. Sin necesidad de pesarme, el resultado se veía en el espejo. Lo cual me dejaba más que satisfecha. Verás, nunca he sido de las que se preocupa por el peso, así que ni siquiera me pesé. La estética era lo que a mí más me preocupada.
Pero no todo es color de rosa
Dejar los carbohidratos era en ese momento la mejor decisión que había tomado en años. Sin embargo, durante los últimos días de la segunda semana mi aliento era insoportable… Un olor a muerte emanaba de mi boca. Por muchos chicles, enjuagues y remedios naturales que tomé nunca logré contenerlo, por lo que besar a mi exnovio se convirtió en un verdadero reto. El problema que me aquejaba se llama cetosis. Es una alteración metabólica causada por la falta de carbohidratos. En pocas palabras: tu cuerpo usa las grasas como energía, quemándolas rápidamente, pero con algunas consecuencias
Los efectos secundarios
Me encontraba feliz por el hecho de verme mejor, así que pasé a la 3 semana y todo fue de mal en peor. Desde la segunda semana prácticamente tenía efectos secundarios de los que hice caso omiso. Falta de energía, mareos en el gimnasio, pequeños dolores de cabeza, halitosis, mal olor en el sudor. Realmente nada “grave”. No obstante, en la 3 semana los dolores de cabeza se hicieron cada vez más constantes.
Llegó el momento de decirle adiós a la dieta
La realidad es que ese diminuto dolor de cabeza se convirtió en algo insoportable, igual que los mareos mientras corría en la caminadora. Siempre me he considerado una mujer muy fuerte, tanto física como mentalmente. Fue sentada en la banca del gimnasio frustrada, cuando me di cuenta. ¿Qué tipo de reto tan tonto me dejaba agotada, de malas y en el piso del gimnasio?
Dejar los carbohidratos no me dejó nada
Bueno, quedé con algunos centímetros menos, pero incontables efectos secundarios que ya no estaba dispuesta a tolerar. Me di cuenta que amar mi cuerpo es alimentarlo como se debe, entrenar duro para conseguir resultados, no sentir molestias ni dolor mientras haces ejercicio y, sobre todo, estar contenta con mi figura. Creo que el efecto hubiese sido el mismo si yo no hubiera llegado a ser tan extremista y le hubiera hecho caso a mi nutricionista. Al final, hubiera llegado al mismo resultado sin todas las molestias que me causó no ingerir carbohidratos.
Finalmente
Abandoné el régimen a las tres semanas y comencé a consumir carbohidratos paulatinamente para no dañar mi organismo. Desde entonces consumo menos carbohidratos e intento que estos sean super naturales. Esta ha sido la mejor medida que he tomado. Lo malo de cualquier dieta es llevarla al extremo sin medir las consecuencias. Hacer dieta por bajar unos centímetros de más puede afectar tu salud. Así que si estás a punto de embarcarte en algo similar, mi recomendación es que acudas a un especialista para que te guíe en el proceso sin que tengas este tipo de consecuencias.
Ser sana no es matarte de hambre ni destruir tu organismo con tal de llegar a una meta. El equilibrio lo es todo en esta vida. He sido una mujer saludable toda mi vida y lo seguiré siendo, incluso si no consigo el cuerpo que veo en una revista.