Debo admitir que me encanta ir al gimnasio porque mejora mi estado de ánimo y me siento con más energía a lo largo de la semana. Sin embargo, también amo los resultados que puedo observar tanto en mis caderas como en mis piernas. Obviamente, estos cambios solo se logran mediante una buena alimentación y constancia. También existen ciertos ejercicios que surgen efecto rápidamente. Uno de ellos son las sentadillas. Realicé el reto de 30 días de sentadillas para aumentar mis piernas y glúteos y este fue el resultado.
Mi complexión
Hasta mis 17 años solía ser una chica algo robusta, pero mis caderas eran algo pronunciadas. Años después bajé de peso hasta usar jeans talla 3. A partir de ese momento hasta ahora me cuesta trabajo subir de peso. Mi silueta es como un reloj de arena, pues hay proporción entre la medida de mi cadera, hombros y tengo una cintura estrecha. Durante los últimos tres semestres de la universidad me inscribí al gimnasio y el tamaño de mis de mis piernas como de mis pompis aumentó considerablemente. Uno de los ejercicios que más me ayudó para lograrlo fueron las sentadillas con peso y sin peso.
Sentadillas durante un mes
Además de una serie de ejercicios con pesas intenté realizar el reto de las sentadillas por un mes. El plan consiste en realizar squats sin interrupciones durante 30 días. Lo cambié un poco porque añadí un par de mancuernas para que el ejercicio fuera más efectivo. El primer día comienzas con 50 repeticiones, el segundo aumentas cinco repeticiones y al cuarto descansas. Los primeros tres días me sentí normal, sin dolor y obviamente sin algún resultado. Sin embargo, el cuarto día mis piernas y glúteos me dolían levemente. Así proseguí durante dos semanas en las que sentía una mayor tensión en los músculos tanto de piernas como de los glúteos. Procuraba ejercitarme por las tardes, después comía un poco de atún o un sándwich de pollo y algo de arroz. Además, en mi dieta diaria incluí el aguacate y las lentejas.
Tercera y cuarta semana
Durante la tercera semana se me habían terminado las ganas de comer pollo, arroz y atún. Así que los reemplacé por algunos bocadillos de mermelada de maní, salmón con queso y la clara de huevo con champiñones. De esa forma varié un poco mi dieta, pero no eliminé la proteína. Comencé a ver los cambios ya que me veía un poco menos delgada. Tenía mayor flexibilidad y me cansaba menos a lo largo del día. Además, la calidad de mi descanso mejoró considerablemente.
Resultados
Tras los 30 días pude observar alguno cambios en mis piernas y glúteos. El primero fue la resistencia física: podía caminar o correr durante largos periodos sin sentirme fatigada. Además, mis cuádriceps habían aumentado por lo que mis piernas y muslos se veían más anchos. También mis músculos gastrocnemios o “chamorros” o gemelos se veían más grandes. En cuanto a mis pompis, estas tenían más volumen y se veían torneadas. Yo atribuyo estos resultados al ejercicio, la dieta y al uso de mancuernas. Por lo que si sólo haces el ejercicio sin alguna de ellas, el resultado variará.