¿Cuántas veces te has propuesto bajar de peso sin ningún éxito? Todo comienza bien los primeros días, hasta que los antojos comienzan a hacer de las suyas. Das varias vueltas por el refrigerador aunque sabes que no hay nada dentro. Tus emociones se convierten en el enemigo latente, pues si hay algo estresante en tu día te recompensas con un chocolate, una cerveza o una bolsa de papas. Comerte tus emociones no solo arruina tu dieta, también es una condición a la que puedes poner un fin.
La comida se puede convertir en un sustituto emocional. ¿Cuántas veces no te has comido un helado por el simple hecho de intentar sentirte mejor contigo misma? La compulsión que nos invita a comer de más es la desesperación emocional que cargamos día con día. La dieta no funciona porque el peso y la mala alimentación son solo un síntoma, no son el problema.
Atacar el problema de raíz
Enmascarar tus problemas con comida no es la opción más sana para tener una vida saludable y menos para bajar esos kilos de más. Es preciso identificar la razón de comer de más estos últimos días. Cada vez que vayas a sucumbir a un antojo pregúntate por qué. “¿Realmente tengo hambre?, ¿voy a sentirme mejor después de comerme esto?”. El primer paso para dejar de comerte tus emociones es aceptar que lo estás haciendo.
Snacks saludables en casa
Mientras intentas controlar tus emociones para que no te dominen lo más saludable es alejar de ti la tentación. Deja de comprar los antojos que te gustan, para que al dar la vuelta por la cocina no encuentres nada. Normalmente nos da mucha flojera tener que salir cuando solo es un antojo. Trae contigo antojos saludables que puedan remplazar a la comida chatarra. Manzanas, duraznos, jícama y pepino pueden ser excelentes opciones.
Busca otra forma de sacar tu estrés
Comer es la peor forma de sacar tu estrés, porque la comida te da energía. Esa energía que no estás usando porque tu mente navega todo el día en un montón de problemas. El estrés y la depresión son las peores compañías si los problemas que te abruman y no tienen una solución muy factible. Evita pensar en ellos todo el día, verás cómo todo se va acomodando poco a poco. A veces estamos tan inmersas en el problema que olvidamos darnos aire para que las soluciones lleguen. Busca ayuda si comerte tus emociones es algo que haces a diario, no tienes que vivir con esa carga.
Disfruta
La comida está para disfrutar y fortalecer tu cuerpo. Procura disfrutarla por sí misma y no porque estás sintiéndote mal por algo. Tu salud mental es importante, no dudes en unirte a un grupo anónimo de comedores compulsivos. Al final, comerte tus emociones también es una adicción. Todo en esta vida con exceso nos trae consecuencias. Deja de martirizarte, busca vivir tu día a día de forma diferente, sin ataduras, haciendo cosas que te gusten y sobretodo amándote mucho.
¡Tú puedes hacerlo, deja de comerte tus emociones!