Si un amigo te pide ayuda con su relación, ¡ten cuidado!

Si un amigo te pide ayuda con su relación, piénsalo. Las relaciones son de dos no de tres, ni cuatro ni de 20. Lamentablemente, a veces te tientas el corazón para ayudar a un amigo desesperado y terminas la bruja metiche del cuento. Te voy a contar lo que me pasó. Espero que el día que llegue tu amigo a pedirte ayuda, se la des con todo el cuidado del mundo.

 

Mi amigo en crisis

Uno de mis más queridos amigos comenzó una relación con una chica preciosa. Al principio, ella me caía genial. De hecho, era la primera novia que me agradaba para mi amigo. Coqueta, divertida y sarcástica; en un par de horas esta chica se gano mi aprecio. Sin embargo, unos meses más tarde esa pareja comenzó a ser de las típicas de las que todo el mundo huye en la fiesta. Peleaban por absolutamente todo. Era bastante penoso ver cómo esta chica le aventaba los vasos de agua que había en la mesa a mi amigo mientras se peleaban en el jardín de las parrilladas. Todos teníamos una opinión al respecto, pero claro la comentaba a menos que mi amigo la pidiera.

En un intento desesperado

Este amigo me pidió que lo escuchara. Soy muy buena escuchando a las personas, así que dejé que me contara todo lo que estaba mal en su relación. Me pidió, casi me suplicó, que le dijera qué hacer. Como una persona racional, yo sabía que no podía meterme entre esos dos gatos que se arañaban todos los días. Sin embargo, vi a mi amigo tan pero tan mal, que decidí darle un par de consejos esperando que él solo se diera cuenta de que se encontraba en una relación tóxica.

La relación tóxica

De un momento a otro mi amigo admitió saber que se encontraba en una delación tóxica y codependiente. Solo que él se negaba terminantemente a terminar con esta chica. Mi consejo final fue que hablara las cosas con su novia y si al final no podían resolverlo, acudieran a terapia. Lo hice con toda la buena voluntad de este mundo, pues me rehusé a decirle a mi amigo que esa relación lo iba a llevar al desastre. Finalmente, ¿quién soy yo para decirle a una pareja cuando su tiempo había acabado?

Esa misma noche

Mientras yo reposaba en el sillón viendo series con mi novio, mi celular comenzó a vibrar como un demonio. Yo no pretendía pararme a ver la razón de la insistencia de quien fuese un domingo a las 9 de la noche. Sin embargo, mi novio, molesto, se levantó, me dio mi celular y me preguntó si era una emergencia. En realidad no lo era. Solo era la novia de mi amigo que se adueñó de su celular y leyó todas nuestras conversaciones. Especialmente la que decía: “Muchas gracias por todos tus consejos… Sé que estoy en una relación tóxica”. La ira de esta pequeña mujer de 1.56 se reflejaba en los interminables textos con groserías y emojis enojados que me mandó. Mi novio comenzó a reír y me dijo: “No quería decírtelo… pero, ¡te lo dije!”.

Reclamos y disculpas

En un principio mi amigo se disculpó apenado por la actitud de su amada novia a la que ahora denomino la chica con problemas. No obstante, el cuento no acabo ahí, consiguió el número de celular de mi novio y le mandó todos los textos que robó de las conversaciones con mi amigo. Mi novio estaba muy molesto con mi amigo por no ponerle un alto. Así que le marcó a la chica y le pidió de favor que nos dejará en santa paz. Esto enfureció aún más a la chica, quien pensó que me iba a meter en un grave problema con mi novio. El mar de odio de esta chica se fue calmando conforme pasaron los días. Le prohibió a mi amigo volver a hablarme, pues consideró que yo era una pésima influencia para él.

Mi amigo sigue aún con la chica: cinco años de toxicidad y contando. Con cada año que pasa las cosas que se avientan son más grandes y las ojeras en el rostro de mi amigo son permanentes. Si un amigo te pide ayuda con su relación. ¿Buena idea o mala idea aconsejarlo? Lo volvería a hacer sin dudarlo. Lo malo es que no importa cuántas veces trates, si el enfermo no quiere sanar, se va a aferrar a la enfermedad. ¿Te ha pasado?