Debo confesar que jamás imaginé tenerte como amiga. Cuando te conocí, creí que éramos muy diferentes y bueno, la verdad sí lo somos. Justo eso fue lo que hizo que nos lleváramos tan bien y aunque también convivíamos con otras chicas, entre nosotras hubo buena química.
Tenerte como amiga…
Es saber que puedo contar contigo en todo momento y tú también puedes hacerlo.
Me conoces tan bien, que incluso sin que te diga nada, sabes cuando algo va mal.
Sabes que puedes llamarme a cualquier hora y en cualquier momento y estaré ahí para darte apoyo.
Me detienes antes de que cometa una locura.
Puedo mandarte esos textos que podrían desencadenar una guerra mundial y con tu punto de vista me ayudas a tranquilizarme antes de cometer una locura.
Saber que me quieres a mí y también a mi hija.
Sólo nosotras entendemos nuestras pláticas en donde podemos tratar diversos temas a la vez
Comprender que somos olvidadizas y que en plena conversación se nos puede olvidar de qué estamos hablando.
Amar por igual las plantitas.
Darnos cuenta que incluso con el horóscopo somos las más compatibles de la vida.
Desaparecer por días y no armar drama por eso, sino entender que las cosas no iban bien en la vida de cualquiera de las dos.
No enojarnos por dejarnos en visto, porque sabemos que se nos olvidan las cosas y eso no nos hace malas amigas.
Saber que nuestras personalidades son completamente opuestas y eso hace que nos llevemos tan bien.
No me queda duda que eres el Yin de mi Yang.
Tú eres la única con la que acepto tener contacto físico, porque sabes que eso no es lo mío. Y de hecho, disfruto tanto cuando me tomas de la mano o me abrazas porque sé que lo haces con mucho amor.
Por eso y más, tú eres la más especial, ¡te quiero!