Las amistades peligrosas le dieron un toque divertido a mi vida, pero…

Me queda claro que los amigos son muy importantes en la vida. Sin importar de qué manera los consideres, siempre encontrarás a alguien con quien querrás compartir tu vida o alguna parte de ella. Ya sea que tengas amigos sólo para la fiesta, o de estudio o para salir a conocer lugares. Puede ser que también tengas pocos amigos, pero con ellos decidas hacer y compartir todo. En mi caso, soy del segundo grupo, pues prefiero tener pocas amistades, pero mi confianza en ellas está dada. Eso lo aprendí debido a las amistades peligrosas con las que me involucré tiempo atrás.

Viviendo la vida loca

Creo que tomé muy literal aquellas líneas que cantaba Ricky Martín. Vivía la vida loca y empecé a acercarme a personas que en ese momento consideraba divertidas. Realmente no me relacioné con personas que tuvieran vicios, pero sí llevaban un estilo de vida que nada tenía que ver conmigo. Eran personas que salían cada fin de semana, y, por si fuera poco, también buscaban aventuras entre semana. Entiendo que está bien tener vida social y salir a divertirte con los amigos le da un toque diferente a tu vida. Sin embargo, yo estaba consciente de que no podía estar saliendo tan seguido, porque 1) si salía siempre, me quedaba sin recursos económicos en menos tiempo del que esperaba, 2) al día siguiente tenía que cumplir otras obligaciones y a veces no las hacía de manera correcta.

Irresponsabilidad

Aunque sabía que estaba mal lo que hacía o las consecuencias de mis actos, no quería alejarme de esas personas. En ese momento no las consideraba amistades peligrosas, pero aunque también sabía que lo que hacía no estaba bien, no me quería alejar. Al principio no sentía el efecto negativo que tenía en mi vida. Con el paso de las semanas, mi cuerpo y mi bolsillo empezaron a resentirlo. Me desvelaba tanto, que siempre estaba cansada, no hacía bien mi trabajo por el sueño que tenía. Mi humor también lo reflejaba, pues me sentía de malas. Además, mi bolsillo sufría, pues ya no me alcanzaba para lo que de verdad necesitaba.

Aléjate de las amistades peligrosas

En mi caso, puedo decir que no estuve cerca de personas que tuvieran vicios o actitudes que pusieran en daño mi integridad. Sin embargo, el hecho de ser personas que se la viven de fiesta en fiesta no es algo bueno. Al menos en mis condiciones no, pues no tengo la solvencia económica para darme el lujo de salir todas las noches y fines de semana. También me queda claro que mi salud me estaba pasando la factura de algo que bien pude haber evitado desde un principio. Ahora sé que puedo salir a divertirme de vez en cuando sin sentir la necesidad de pertenecer a un grupo en el que no aguantaré mucho tiempo. Por fortuna, he aprendido a disfrutar de mi casa y de hacer otras cosas que también me dejan una gran satisfacción.