Seguro en más de una ocasión has escuchado que la hija tiene más afinidad con su padre, mientras que el hijo con la madre. En un principio creía que era así, pero con el paso del tiempo y las vivencias, desmentí esa idea. ¿Por qué?
Cuando era pequeña
Recuerdo que cuando era pequeña, mi ídolo era mi papá. (Ojo, eso no quiere decir que ya no lo sea, lo sigue siendo, pero no de la misma forma). Todo el tiempo quería estar con él. Me sentía feliz y protegida cada vez que pasábamos tiempo juntos. Desafortunadamente por cuestiones laborales, él pasaba mucho tiempo fuera de casa. Yo trataba de entender eso, pues sabía que si no trabajaba no teníamos dinero para comer.
Así fue por un tiempo…
Por muchos años así fue, a pesar de que pasaba más tiempo con mi mamá, yo prefería estar más con mi papá. Era algo bastante extraño, pero cada minuto que estaba con él lo disfrutaba al máximo. Sin embargo, pasaron cosas que hicieron que mi familia se rompiera. Al principio me costó trabajo entenderlo. Lo malo fue que al pasar esto, yo sentí que la relación entre mi papá y yo cambió. Mi hermano estaba creciendo y siento que a mi papá le empezó a dar miedo todo lo que le podía pasar a él. Comenzó a enfocarse más en el bienestar de mi hermano y me dejó a mí de lado. Debo reconocer que me enojé en un principio, o estaba celosa, en realidad no lo sé. Con el paso del tiempo me fui acostumbrando.
Todo cambió
A partir de ese momento, supe que aunque tuviera a mis papás, yo tenía que ver por mí misma. Eso de que la hija tiene afinidad con su padre ya no estaba dentro de mis creencias. Me llevaba bien con mi papá, pero ya no era el sol de mi universo. Desde que nos alejamos, me acerqué más a mi mamá, a ella le contaba todo, así fuera lo más malo que hubiera hecho. Con mi papá dejó de ser así, porque además, en vez de preocuparse como tal, sólo vigilaba todo lo que hacía. Si algo me molesta es eso, que quieran controlar mi tiempo.
La afinidad con el padre es un mito
Desde mi perspectiva creo que eso de que la niña o mujer tiene más afinidad con su padre no siempre se aplica en la cotidianidad. Yo me llevo bien con mi papá, lo adoro, pero siento que no podemos ser afines porque chocamos demasiado. Sus ideas y las mías nunca estarán de acuerdo y eso nos hace entrar en conflicto. Justo porque lo amo, decido mantenerme al margen de él, para que nuestra relación siga siendo buena. No es la mejor, pero tampoco me puedo quejar de cómo me llevo con él.