Si hay algo de cierto en todas las películas de Disney, es la maldad que cabe en las llamadas madrastras. Pareciera que solo es ficción, pero ha logrado traspasar la pantalla y llegar al hogar de muchas de nosotras. Yo jamás imaginé estar en esa situación, pues pensé que mis padres estarían juntos toda la vida con el bendito “felices por siempre”. Obvio no fue así y hace unos años se divorciaron. Tenía una vida con mi madre y otra con mi padre. Sin embargo, jamás imaginé que alguno de los dos rehiciera su vida al grado de casarse. Mi padre fue el que encontró a una mujer con la que quiso tener una nueva oportunidad, pero obvio jamás piensas que esa persona quiera ponernos en contra, ¿o sí?
Él la idolatra
Es obvio que si mi padre acaba de conocerla, vuelva a sentir mariposas en el estómago y sienta que todo es perfecto. Esa historia ya la conozco, pues yo misma la he vivido. Así que no me pueden cuentear. Bueno, él está tan enamorado, ilusionado, y todo lo que termine en ado, que la ve como el ser más maravilloso del mundo. La verdad es que ahora sé que nadie es perfecto y que incluso ella podría ser una embustera. Recuerdo que cuando mi padre nos anunció de su nueva relación, mis hermanos y yo quedamos im-pac-ta-dos. Nos daba gusto por él, pero también sabíamos que podrían presentarse muchos problemas.
Ella, la intrusa
La verdad me daba gusto ver a mi papá tan contento pero a la vez me preocupaba porque sabía que eso no duraría para siempre. Muchas veces hablé con mi padre para que pensara bien lo que estaba haciendo. Yo lo que menos quería era verlo padecer más adelante. Para que no hubiera sorpresas en el camino, le contamos a mi madre lo que pasaba. Pensamos que ella se enojaría o que le diría algo, pero no fue así. Sin embargo, no imaginábamos que mi padre terminara tomando una decisión tan extrema: casarse con ella.
¡Estás loco!
Cuando nos dijo eso, ninguno de los hijos estuvo de acuerdo. Era obvio que si ella quería eso, no era solo porque amara realmente a nuestro padre. Más bien buscaba sacar algún beneficio de ello y nosotros no lo íbamos a permitir. Hablamos con mi padre para hacerlo entrar en razón, lo único que deseábamos era que él estuviera tranquilo y contento. No queríamos que buscara más problemas o tuviera que lidiar con muchas otras tantas cosas, pero no nos hizo caso y se casó.
¡Te lo dije papá!
Luego de un tiempo de un “perfecto” matrimonio, las cosas tomaron su verdadera figura. Los problemas se presentaron, igual que muchas otras situaciones que más que felicidad, daban dolor de cabeza. Pasado un tiempo, tomaron la decisión de darse un espacio para saber hacia dónde iban. En ese lapso, ella quiso ponernos en contra. Le decía a mi papá varias cosas de nosotros. Que si la habíamos bloqueado, que si no queríamos contestarle los mensajes, etc. Afirmó muchas cosas con tal de que él tomara una postura en nuestra contra. Por fortuna, no se salió con la suya y bueno… ahora es una ex.