Dudas que todas tuvimos de adolescentes; ¿a poco no?

Remontando mi memoria a algunos años atrás, puedo vislumbrar el drama que existió alrededor de mi crecimiento. De adolescentes nos sentimos poderosas, a la vez inseguras, confundidas, felices, tristes… todo en uno. Crecer ha sido toda una aventura, y si tuviera algo que decirle a mi yo adolescente sobre las dudas que rondaban en mi cabeza en aquellos días, sería algo como esto…

Los hombres siempre van a ser niños

Parece que fue ayer cuando veía a mis compañeros de clase emocionados por las revistas porno que robaban de sus padres. O bien, cuando se peleaban a mitad del patio por Dios-sabe-qué. Siempre me pregunté si en algún momento los hombres verían la vida con más seriedad o un poco más de introspección. Con los años he aprendido que hay todo tipo de hombres, pero hasta el más inteligente o introspectivo puede ser emocionalmente deficiente. Las niñas somos criadas diferente a los niños y, desafortunadamente, la falta de educación emocional crea hombres que siguen comportándose como niños a sus 30 años de edad.

“Se acabarán los problemas con mi mamá algún día”

¿Te acuerdas de las peleas con mamá cuando eras una adolescente de 15 años? Yo recuerdo perfectamente los berrinches a mis 15 años para salir con mis amigas. En aquel entonces la vida parecía tan injusta para mí, aunque, claro, lo tenía todo. Si tuviera a mi yo de 15 frente a mí, le pediría que pensara antes de actuar o de siquiera hablar. Aunque, claramente, mi yo adolescente me mandaría al diablo.

¿Y los problemas? Creo que la relación entre madre y adolescente cambia radicalmente y mejora entrando a los 24, más o menos. Al final siempre vas a encontrar una forma nueva de discutir con mamá, pues ¿qué sería la vida sin la guardiana feroz que solo quiere que seas feliz? Las discusiones siempre han sido y serán porque, a su manera, mamá siempre busca la forma de ver por tu felicidad, aunque a veces no tenga toda la razón.

“Cómo voy a hacer que alguien se fije en mí, si soy fea, gorda, espaldona…”

Inseguridad y baja autoestima rondan en la mente adolescente en la mayoría de los casos. Quizá esta duda estuvo presente en nuestra mente más de lo que debería. En nuestra mente todas teníamos algo mal. Yo recuerdo muy bien cómo pasaba horas frente al espejo, intentando ocultar mis pecas. Años después, cuando tuve mi primer novio, el decía que lo más bonito de mi rostro eran las pecas de mi nariz y mis ojos. Creo que si pudiera resolver la duda de una chica adolescente, le diría que en esta vida no importa ser alta, baja, gordita o muy flaca, solo cuenta ser tú misma. Eres hermosa tal cual eres, solo necesitas más confianza en ti misma.

La chica popular ¿siempre gana?

De adolescentes, estar en una escuela secundaria es como estar en un mundo diferente. Es una pequeña sociedad que en esa época tiene mucho peso sobre nuestra personalidad y la forma en la que vemos las cosas. En esos días, la chica más bonita, o la más popular, es el monstruo, fuente de inspiración y blanco de odio de todos. Todo al mismo tiempo. Afortunadamente, con los años nos damos cuenta de que no son solo los atributos físicos los que valen la pena. La chica popular es popular en esa pequeña sociedad, pero el mundo real suele ser más grande y ahí nadie tiene el título de popular por mucho tiempo.

Claro que existían muchas más dudas en nuestra mente en aquellos días, ¿te acuerdas de otra?