Una vez que te mudas con tu pareja, tienes que aceptar que su relación va a cambiar. Han evolucionado a un nuevo nivel de confianza y los hábitos asquerosos comenzarán a surgir, ¡es inevitable!
Quizás él te complemente por ser tan natural, pero no tiene ni idea de lo que implica dicho proceso. Y una vez que vivan juntos, no habrá forma de esconder el “detrás de escenas”. Sin embargo, existen muchas maneras de manejarlo por el bien de ambos.
Existen tres categorías de hábitos asquerosos y cada uno requiere su metodología.
1. En realidad no son asquerosos, ¡pero cómo molestan!
Lo primero que les costará como pareja será compartir su espacio. ¡Es supercomplicado! Nosotras solemos resentir la falta de espacio para tener todas nuestras cosas a la mano y ellos no pueden creer que necesites tantos productos. Ambos terminan sintiendo que las posesiones del otro desperdician espacio para sus objetos valiosoos y así no se puede vivir.
Así que, para hacerlo feliz a él lo más fácil es buscar contenedores para guardar tus objetos de manera ordenada dentro de armarios. Por ejemplo: una canasta para tu secadora, plancha y cepillos debajo del lavabo. Para hacerte feliz a ti, es momento de ponerse creativos y aprovechar cada rincón de su hogar. Busca en internet, ¡hay mil DIY’s!
2. Hábitos asquerosos, pero compartidos
Dale una oportunidad a tu pareja, quizás te lleves una sorpresa. Por ejemplo, quizá él no comprenda por qué tienes tantos productos en la regadera. Pero si le das un rico masaje con un buen exfoliante tal vez se sienta mucho más receptivo a tus productos. O quizás no entiende por qué tienes una pijama con bata y no lo entenderá hasta que tenga la suya.
Algo que también ocurre muy seguido es que tu pareja empieza a usar tus productos. A mí me pasó que mi pareja vio una crema con SPF y empezó a tomarla liberalmente porque se le acabó su propio protector solar. Te imaginarás mi infarto cuando vi que era él quien tenía escondida mi nueva base de maquillaje orgánico con protección solar. Si no quieres que tome un producto en especial, avísale con tiempo.
3. Los hábitos genuinamente asquerosos
Sin darle más vueltas al tema, la realidad es que la mayoría de estos hábitos involucra pelo. Es probable que nosotras estemos acostumbradas a depilarnos más seguido, pero nada te prepara psicológicamente para despertar y ver tu lavabo o regadera llena de pelitos de barba. Por otra parte, ¿recuerdas el asco que te dio la primera vez que te depilaste? Sí bueno, él nunca lo ha vivido así que mejor ahórrale el trauma. Y no hablemos de su respectiva depilación genital.
Tómate un día a la semana o una hora para encerrarte en tu baño y darte “mantenimiento”. Explica que en esa hora no vas a abrir la puerta y con eso tendrás tu privacidad. Aún así, por regla general los hombres no están acostumbrados a ver tanto cabello en una casa (el de las mujeres se nota más cuando se cae). Así que por pura cortesía mantén el piso, la regadera, tu rastrillo y el lavabo limpios.
¿Y si me ve?
Están viviendo juntos y como buena pareja que son, eventualmente se van a ver sin una pizca de glamour. No es el fin del mundo, tómenlo con humor.
Recuerda que necesitarán negociar su hábitos asquerosos que les resulten intolerables. Aprendan a ceder y a tenerse paciencia, apenas están acostumbrándose a esta nueva etapa de su relación.
