Si algo caracteriza a los mexicanos es el modo en que ven las situaciones. Ya sea que hayan perdido a alguien, que estén en una nueva etapa de su vida o el simple hecho de tener amigos, siempre encuentran la forma de festejar. Todo buen mexicano sabe que las fiestas (sin importar si son infantiles o no) terminan con las canciones de mariachi. Hay algunas que hasta el día de hoy son legendarias, y sí, si vas a una fiesta seguramente terminarás coreándolas con los demás invitados.
Acá entre nos
Ningún buen mexicano dudará en cantar a todo pulmón: “Acá entre nos, quiero que sepas la verdad. No te he dejado de adorar, allá en mi triste soledad me han dado ganas de gritar. Salir corriendo y preguntar qué es lo que ha sido de tu vida”. La canción es aún más sentida si la escuchas con don Vicente Fernández.
Cielito lindo
“Ay, ay, ay, ay, canta y no llores, porque cantando se alegran cielito lindo los corazones”. Es una de las canciones que más identifican los mexicanos. Qué mejor que escucharla con el guapísimo Pedro Infante.
Cruz de olvido
Todo buen mexicano sabe que las mejores canciones para la borrachera se acompañan de don Chente. Su voz y sentimiento hacen que termines llorando mientras cantas: “La barca en que me iré, lleva una cruz de olvido. Lleva una cruz de amor y en esa cruz sin ti, me moriré de hastío”.
Amor eterno
La versión más llegadora es, sin duda, la del magnífico Juan Gabriel. Todos lloramos con esa canción, pues como dice su nombre, nos habla de un amor que todos queremos para siempre: el de nuestra madre. “Como quisiera, ay, que tú vivieras. Que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos. Amor eterno e inolvidable, tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos”.
Cielo rojo
Este es un tema que tampoco puede faltar en las fiestas, y aunque es interpretado por cientos de cantantes, quien le pone más sentimiento es Flor Silvestre. “Mientras yo estoy dormido, sueño que vamos los dos muy juntos a un cielo azul. Pero cuando despierto el cielo es rojo, me faltas tú”.
Me bebí tu recuerdo
Por último, este clásico que llega a lo más profundo de nuestra alma. Aunque hay muchas versiones, la de don Vicente Fernández es la mejor de todas. “Me bebí tu recuerdo, para que jamás vuelva a lastimarme. Yo quiero que sepas que aunque adolorido, hoy ni de tu nombre quiero acordarme”.
Sabemos que hay muchas otras que hacen falta, ¿qué otra agregarías a la lista?