Recuerdo que cuando era pequeña, tenía más afinidad hacia mi papá. Disfrutaba pasar tiempo con él y aunque no era mucho, siempre aprendía algo. Sin embargo, ahora puedo decir que mi mamá es la que ha estado conmigo. Todo lo que me enseñó me ha ayudado a salir adelante y más ahora que yo también soy mamá.
Se vale cambiar de pensamiento
Inocentemente pensaba que siempre iba a estar unida mediante un lazo inquebrantable con mi papá, pero no fue así. No quiere decir que mi papá sea una mala persona, pues al menos conmigo no lo ha sido. Tampoco voy a decir que no cometa errores, porque es humano y todos nos equivocamos. El problema es que la mayoría de errores de los que yo he sido testigo, le ha tocado experimentarlos con la otra persona que más amo en el mundo: mi mamá.
El instinto es más fuerte
Como dije, la relación que tenía con mi papá era más fuerte que la que tenía con mi mamá. Tal vez era porque ella me regañaba más y me exigía más. Finalmente era con quien pasaba la mayor parte del día y era quien estaba al tanto de mis labores. Ahora que soy objetiva entiendo que con mi papá sólo eran momentos fugaces en los que yo creía que todo era maravilloso. Sin embargo, todo fue cambiando conforme vi actitudes hacia mi mamá que no me gustaron nada. Creo que mi papá fue el que se encargó de destruir en poco tiempo, lo que a mí me había costado construir toda una vida.
Mujer, orgullosa de mis raíces
En ese momento empecé a comprender las cosas de otra forma y no hubo necesidad de que mi mamá “envenenara” mi mente, como muchas veces pensó mi papá. Me daba tristeza ver la forma en la que él se comportaba con la madre de sus hijos. No lo odio, pero es un hecho que dejé de verlo de la misma forma. Con sus actitudes, me enseñó a no permitir un hombre así en mi vida. Mi mamá, con dolor y tristeza, decidió seguir adelante y ser fuerte, cada vez más y más.
Lo que me enseñó mi mamá
En las películas o algunos cuentos, nos enseñaron que la mujer tenía que esperar por un hombre para encontrar la felicidad, eso es un error. La felicidad la encontramos en cada uno de nosotros y ya es muy diferente si encuentras alguien que quiera acompañarte en ese camino. Nadie más que tú podrá darte esa satisfacción en cada cosa que hagas. Eso fue lo que me enseñó mi mamá, que a pesar del dolor, no debía dejarme vencer.
Nueva faceta
Ahora, en mi faceta de mamá, comprendí esa situación que viví con mi mamá. Pasé por una situación que pensé me iba a destruir por completo. Sentí que no podía más y parecía que todo se me venía encima. Sin embargo, mi hija fue una parte que me motivó para no darme por vencida. Entendí porqué mi mamá, a pesar del dolor, no se dejó caer. Los hijos sacan lo mejor de nosotros y siempre desearemos que ellos reciban lo mismo. Yo no podía darme por vencida porque ése sería el mensaje que le daría a ella. Obviamente, eso era lo que menos deseaba porque sé que podría afectarla para toda su vida.
Mamita, no te sientas mal por el modo en el que has actuado si ha sido por el bien de tus hijos. Ellos, en algún momento, comprenderán la razón de tus decisiones. Sólo enfócate en darles mucho amor y experiencias que se graben en sus corazones.