10Todas, absolutamente todas, hemos consumido estos venenos por lo menos una o dos veces a la semana. Los consumimos sin quererlo y, al parecer, no tienen ningún efecto en nuestro cuerpo ni en nuestra mente. Conforme van pasando los años, estos venenos van matando nuestras ganas de amar, de ser más felices y de ayudar a tener más seres humanos felices en este mundo.
Es muy sencillo, si lo piensas. Si todas las mujeres tomáramos en nuestras manos la responsabilidad de no ingerir estos venenos tan frecuentemente, tendríamos niños y niñas más felices y hombres con mejor inteligencia emocional… Sobre todo, la capacidad de vivir cada día mejor que el anterior, porque cada día que tienes es una bendición y todos los día estás asumiendo estas actitudes.
1.- El consumismo: “Sería tan feliz con un guardarropa nuevo”
¿Cuántas veces basas tu felicidad actual en objetos que no tienes? Peor aún, supongamos que deseabas con locura y pasión participar en esa increíble clase de yoga. Piensas: “Si hiciera yoga ahí, seguro sería más feliz”. Después de mucho pensarlo y desearlo entras. Así que vas radiante y feliz a la clase hasta que te das cuenta de que todas las chicas de la clase tienen tapetes espectaculares y pants especiales. Y entonces, la felicidad por ir a la clase de yoga disminuye. Y así, lo que pensaste que te iba a hacer feliz llega con miles de condicionantes. Entonces, en vez de disfrutar la clase, los zapatos, las vacaciones o cualquier cosa, tu mente solo puede pensar en lo que no tienes. Este es el veneno del consumismo. Te lleva a creer que siempre te hace falta algo cuando todos sabemos que la felicidad no es algo material.
2.- El pasado: “Yo era muy feliz con ese novio que tuve en la prepa”
El veneno de toda mujer son sus experiencias pasadas. Esos recuerdos que ves a lo lejos con tanta añoranza. Cuando tenías 15 y tu piel era perfecta, cuando tu papá vivía o cuando tenías ese novio guapísimo en la prepa . El problema de ver hacia el pasado es que dejamos de vivir en el presente. Abre los ojos; el pasado ya ocurrió, y si permanece su imagen de una forma tan tangible en tu presente, te estás olvidando de vivir. Y vas a darte cuenta un día, cuando te encuentres a ese ex novio de la preparatoria calvo y sin un diente. Y solo en este momento te vas a reír de ti misma, por estar pensando en el ex novio y no disfrutar del marido o el novio que tienes en tu casa.
3.- Desear los zapatos de la otra
Somos expertas en ver la vida de las demás personas a través del velo de las redes sociales, pues las apariencias hoy cuentan más que nunca. Por ejemplo, la imagen fitness que tu amiga se sacó aunque ella odia correr; los momentos especiales de un viaje que añoramos, el maquillaje, los amigos, las fiestas… Todas queremos vivir en los zapatos de esa chica que saca fotos tan bonitas, de aquella que parece que tiene la vida perfecta. Es triste que pases más de dos horas al día viendo la vida de las demás personas sin percatarte del tiempo que pierdes en la tuya. En ese tiempo podrías estar viajando a través de las páginas de un libro, hablando con una vieja amiga, aprendiendo algo nuevo o solo disfrutando de una taza de café mientras cae la tarde.
4.- Tomar las cosas de forma personal
Pensar que las personas a tu alrededor viven pendiente de lo que haces o no es unos de los mayores venenos en este mundo. El problema es simple: si tú te encuentras mal anímicamente, todo estímulo externo es una herida de muerte para ti. Ten cuidado en cómo dejas que las cosas entren a tu vida. No puedes colocarte en los zapatos de todas las demás personas, saber porqué contestan como lo hacen o actúan de tal modo.
5.- Cuando te haces la víctima
Victimizarte es casi imperceptible en el día a día. Terminamos haciéndonos las víctimas por causa de patrones heredados, situaciones en las que perdemos el control y, en casos extremos, cuando la responsabilidad es demasiada como para controlarla. Hacerte la víctima es solo una señal para ti misma de que en realidad no manejas las situaciones en las que estas involucrada de una forma sana. Tómalo con calma, no tengas miedo. A veces no hay caminos fáciles, solo decisiones.
6.- La espera de la felicidad solo cuando hay pareja
Esperar que la felicidad llegue a ti por medio de un ser externo es uno de los venenos más poderosos que puedes ingerir . El poder de ser feliz no es algo que vayas a encontrar fuera, es algo que tienes que aprenderá a cultivar dentro de ti. Cuando una mujer escoge ser feliz y preocuparse por ella misma puede hacer un cambio radical en el lugar donde trabaja, en su hogar y hasta en la crianza de sus hijos. Ser una mujer que no depende de nadie para mantenerse, pero, sobre todo, para estar tranquila y conseguir la felicidad es una bendición.
7.- Darle tu poder personal a otras personas
El control sobre tus emociones y tu bienestar. Las mujeres caemos en muchas complicaciones cuando se trata de controlar las emociones. En especial cuando queremos mantener el control sobre todos nuestros seres amados. Estoy hablando de las veces que sufres por problemas ajenos. En este punto, tienes que entender que no puedes vivir por nadie más que por ti misma. Dejar que tu vida sea regida por las emociones y problemáticas de las personas externas nunca va a ser algo sano para ti.