7 grandiosas verdades que nos enseñan nuestras abuelitas

Ser mamá es una cosa, pero ser abuela es un papel mucho más dulce. Las relaciones entre nietos y abuelas pueden ser las más puras de este mundo. Y si fuiste criada por tu abuelita como yo, te aseguro que esa relación se hizo un poquito más fuerte que la que tienes con tu madre. Estas son 7 grandiosas verdades que nos enseñan nuestras abuelitas.

1.- La familia sí importa

Quizás en estas próximas generaciones la idea de la familia ya no importe demasiado, pero la cruda verdad es que las familias son increíbles. La convivencia en familia es una de las joyas más preciadas de este mundo. Y aunque ya muchas no querríamos tener hijos y seamos más distanciadas de nuestras familias, es una verdad que nos perseguirá por siempre: la familia importa. Son nuestras raíces, la base con la que nos enseñaron a ver la vida.

2.- La vida es corta, hay que agradecerla

Es cierto, los años se van como agua. Tan solo ayer recuerdo ser una cría sentada en las piernas de mi papá leyendo mi libro favorito. Hoy, sé que la vida es para agradecer todos los días. Cuando abro los ojos por la mañana, comienzo por agradecerle a la vida todo lo que tengo; así me enseñó mi abuelita desde pequeña. Seguramente a ti te enseñó algo parecido a través de rezos. Tenemos tantas cosas en la cabeza durante el día a día, que solemos olvidarnos de lo importante que es darnos el tiempo de agradecer.

3.- Date a desear

Hoy en día es tan fácil acceder a tener relaciones fugaces que se nos olvida que como mujeres nos podemos dar a desear un poquito más. Lo he comprobado muchas veces: darte a desear puede ser la pizca de fe que hace falta para alcanzar el amor verdadero. Si algo me enseñó muy bien mi abuelita fue a darme cuenta de lo valiosas que somos las mujeres, la fuerza que tenemos por dentro. Esta es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante.

4.- No seas rencorosa

¿Que sería de una vida llena de rencores? Si vas a acumular vivencias, que sean dulces y hermosas. Evita los rencores que no te llevarán a ningún lugar. Mi abuelita siempre me decía, llena tu alcancía no de dinero, sino de buenas amigas, viajes, de momentos en familia y, sobre todo, de bonitas experiencias. No importa qué tan dura se ponga la vida a veces, si guardas estos tesoros siempre tendrás espacio para la luz y la esperanza.

5.- En casa se come más rico que en restaurante

¿A quién no le gusta comer en casa de la abuela? Sinceramente es mucho más rico comer en casa que en un restaurante. Mi abuelita me enseñó a cocinar, a tejer, a coser. De su casa nacieron un montón de mis actuales pasiones. Me enamoré de su cocina, de su forma de contar historias y de su calidez humana. Por ella me convertí en la mujer que soy actualmente.

6.- Para mandar hay que aprender a hacerlo

Sí, confieso que sé barrer, trapear, lavar la ropa y también planchar, aunque en ocasiones se me queme la ropa. Mi abuelita me enseñó a hacer muchas cosas y siempre me dijo que en casa la mujer que sabe hacer todo es la que manda. Desde entonces no conozco a nadie que limpie como yo misma en mi hogar.

7.- Devuélvela a la vida lo que te da con amor

Hay que darle a los demás el amor que corresponde, todos los días. Aunque a veces las personas no sean las más gratas, todo ser humano en este mundo necesita amor. No puedes cambiar a las personas, lo que sí puedes hacer es amarlas.