Cundo tenemos hijos siempre queremos enseñarles lo mejor. Con el paso de los años nos enfrentamos a su primera mentira y, sin duda, les decimos que eso no es bueno con la esperanza de mostrarles el valor de la honestidad, pero también por salud mental. ¿Qué madre en su sano juicio quiere dudar si lo que su hijo dice es verdad?
Sin embargo, esa misma salud mental a veces nos lleva a decir ciertas “mentiras blancas” también. En esta ocasión te recopilamos las falsedades más comunes junto con la invitación a reflexionar. ¿Realmente son necesarias?
1. “A los bebés los trae la cigüeña”
Cualquier variante que no sea fiel a lo que pasa realmente aplica. Es evidente que no entendemos igual el sexo a los 2, 6 o 16 años, pero créeme que será más fácil para ti desmenuzar el tema poco a poco a la medida de su comprensión, que crear un tabú alrededor del tema. De no hacerlo, te arriesgas a que tus hijos aprendan de una fuente poco confiable.
2. “Si te portas mal, va a venir el (inserta nombre de personaje terrorífico aquí) y te va a llevar”
A los ojos de tu hijo eres lo máximo y si él te cacha en la mentira, lo tomará como una traición a su confianza. Hacer esto es señal de que no sabes ganarte el respeto de tus hijos (o por lo menos su miedo) y tienes que buscar personajes inexistentes para lograrlo. Eres su ejemplo a seguir y le estás enseñando que tus palabras (“no digas mentiras”) no coinciden con tus acciones.
3. “Tu abuelito/abuelita/perro/pez se fue de viaje”
El problema es que nunca va a regresar. La muerte es un tema complicado aun en la adultez, pero los niños necesitan encontrar una forma de entenderlo. Por supuesto, acorde a su edad. Esta mentira crea la expectativa de que en algún momento quienes se fueron regresarán, pero les daría mucha más tranquilidad familiarizarse con el asunto y evitar crear un tabú alrededor de él.
4. “Yo no hacía eso cuando tenía tu edad”
¡Ay, ajá! Darle un margen de error a tus hijos es una de las mejores decisiones que puedas tomar. Si te la pasas diciéndole a tus hijos que está prohibido gritar, más ganas va a tener de hacerlo. En cambio si lo llevas a pasear al parque para que grite contigo en un lapso específico, será mucho más fácil que esté tranquilo en casa.
5. “Se te va a quitar el miedo”
Esta frase tiene truco. El miedo no se va, solamente aprendemos a manejarlo. Tu hijo necesita enfrentar su temor, no lo dejes sentado esperando a que mágicamente desaparezca. Mejor ayúdalo a desarrollar habilidades para afrontar esta emoción.
Y tú, ¿qué mentiras le has dicho a tus hijos?