Es bien sabido que ser honestos es la mejor política. Sea por buen karma, cosechar lo que se siembra o para dar lo que se desea recibir, necesitamos ser honestos. Sin embargo, cuando se trata de confrontar las emociones de otra persona, solemos caer en el campo de las excusas para no hacer lo que no queremos.
Y es que, si no quieres segunda cita, ¿para qué saliste en la primera?
Lo que le falta
- “Estoy saliendo de una relación larga y no estoy listo para otra”
Es muy cierto, una relación larga suele ser estresante emocionalmente. Mi pregunta es: Si no estás listo, ¿para qué me invitaste a salir? Ahora, si no está listo, para que se la pasa mandándome mensajes y mostrando interés. El tiempo es vida, por favor no me quites la mía.
- “No tengo tiempo”
Te apuesto que si tu artista favorito viene a nuestra ciudad por única ocasión, haces el tiempo para ir a su concierto. Si nunca tienes tiempo, no buscas la primera cita. Uno hace hasta malabares para hacer lo que quiere.
- “No tengo dinero”
A ver, aclaremos algo: No te estoy pidiendo que me mantengas. No eres mi cajero automático personal ni quiero que lo seas. Todos tenemos baches en el camino y no siempre nos va bien económicamente. Siempre que no te quedes sentado rascándote la panza o buscando que yo te mantenga, el dinero no será problema.
¡Aguas con el reventado!
- “Quiero disfrutar mi soltería”
¡Entonces no me pidas mi número, genio! Nadie te obligó a la primera cita. Si quieres algo más casual, vístete, péinate, vete a un antro busca a una chica que también quiera algo temporal y ya. También las mujeres pasamos por esta etapa, sólo no me quites el tiempo. - “No quiero dejar la fiesta”
¡Qué curioso: yo tampoco! No porque empiece a salir con alguien envejeceré mágicamente y me volveré una viejita amargada desde la segunda cita. A algunas mujeres nos gusta que nuestra parejas siga nuestro ritmo de fiesta. Dios nos hace y nosotros nos juntamos, así que eso no es excusa. Es más: la segunda cita en un antro, ¿va?
- “No quiero arruinar nuestra amistad”
¡Frieeeendzooooone! ¡Qué cliché! Mira: el mundo es para quienes se atreven, si no te atreves es porque no quieres y entre más rápido lo admitas mejor para ambos. - “No sé lo que quiero en estos momentos”
¿Te dicen el asertivo, verdad? Suena agresivo, pero un hombre sí sabe lo que quiere. A veces perdemos el rumbo, claro, o tenemos que cambiar de dirección, ¡se vale! Pero no sales en una primera cita si no sabes lo que quieres. Siéntate, toma tu tiempo (porque es necesario) y madura.
¿Será verdad o mentira?
- “Estoy enfermo”
Pasa, de verdad que sí. Pero quien realmente quiere una segunda cita pide cambiar la fecha y no usa su enfermedad de excusa. En una primera cita, yo pasé toda la noche anterior con migraña, vomité hora y media antes de la hora que acordamos, me bañé y me tomé mis pastillas 10 minutos antes. ¡Tenía unas náuseas de terror!,, pero me la pasé tan bien que con el tiempo se me olvidó. Llevamos cinco meses juntos. Estar enferma no fue excusa. - “Mi familiar/mascota está enfermo”
No se le desea a nadie, incluso es señal de nobleza. Pero, si pasan los días y no llamas para agendar de nuevo… ¡No te hagas, cobarde! Fue una excusa y tu falsa nobleza se ha desmoronado por completo.
- “Mi mejor amigo/familiar le pasó algo y necesita mi apoyo urgente”
No me refiero al típico “se murió mi abuelita” sino a una emergencia real. De nuevo, esta es más confusa porque, ¿qué tal si es verdad? - “Olvidé un compromiso previo, uno importante”
Algo importante, de esas cosas que dices: “Wow, cumple su palabra”. Aunque puede ser confusa hay dos cosas que la delatan:
1. Con cuánta anticipación cancela.
2. Si reagenda o no.
Independientemente de lo que te digan o no, recuerda que eres una gran mujer y mereces estar con alguien que realmente quiera estar contigo, no necesitas lidiar con un cobarde que no pueda ni gesticular, la verdad.