Resulta que una de las personas más importantes de mi vida tiene la enfermedad de Alzheimer. Al principio crees que es una enfermedad fácil, conforme el paso del tiempo te vas dando cuenta de que la realidad es otra. La persona que la padece no sufre tanto como aquellos que los rodeamos. Solo imagina, alguien a quien tanto quieres y admiras que te va olvidado tras el paso de los días. No importa que todos los días la llames o visites, ¡simplemente te olvida!
Amor y paciencia
Claro que las personas con Alzheimer requieren un trato especial: amor y mucha paciencia. Mi abuela tiene Alzheimer y conforme pasa el tiempo va perdiendo el conocimiento y la conciencia de las cosas. Tratar a una persona con esta enfermedad te desgasta físicamente y emocionalmente, pero lo vale, ¡ella lo vale! Las personas que la rodeamos tratamos de cobijarla y demostrarle cuanto la queremos. Desde de que enfermó, su carácter duro desapareció y ahora es una abuela tierna y amorosa. No todo es miel sobre hojuelas, a veces tiene unos lapsos muy agresivos en los que nadie puede controlarla, ni el medicamento.
¡Disfruta a la persona!
No te queda nada más que disfrutar a la persona. Mi abuela vive a unas cuantas horas de mi casa, no siempre puedo ir a visitarla pero cuando lo hago soy la más feliz. ¡Siempre trato de consentirla! Mi abuela tiene una actitud tan curiosa que parece una niña y ¡me encanta! Cuando estoy con ella me platica las travesuras que hizo de adolescente y, aunque la historia me la repite una y otra vez y en diferentes versiones, siempre le presto atención. La forma tan ocurrente que tiene para contar las cosas me causa ternura y, a pesar de su enfermedad, tiene momentos lúcidos en los cuales me da unos consejos buenísimos. El Alzheimer no es impedimento para que ella siga siendo feliz y se sienta rodeada de amor.
Cuando no quieres decir adiós
Estoy consciente de que tarde o temprano mi abuela se olvidará de mí y de todos. Es difícil, sí lo es. Ver cómo se altera porque no recuerda tu nombre o como se pone a llorar porque desconfía de ti, no es nada sencillo. No obstante, entiendes que ese desgaste mental es normal. La parte más difícil es verla en crisis y escucharla decir: “¿Tú quién eres?” o “¿dónde estoy?”. Siempre la tenemos en casita pero ya ni eso reconoce. El Alzheimer es de esas enfermedad que poco a poco te roban algo y que desprecias tanto. Sé que no hay cura más que aceptación, aunque te robe a alguien a quien tanto amas.