El sueño de todo niño es tener una familia en la que pueda refugiarse cada que lo necesita. Ver que sus padres se llevan bien y que aunque no estén juntos, pueden darle lo necesario a un hijo. No hablo del dinero o de todos los juguetes que nos puedan comprar. Se trata de algo más importante, confianza, seguridad y mucho amor. Por desgracia, eso parece ser un sueño guajiro para muchos de nosotros. Yo, ahora, con toda la certeza del mundo puedo decir que estoy harta de los problemas de mis padres.
Te exigen algo que ellos no dan
Desde que era pequeña, recuerdo que mis padres (sobre todo mi madre) me decía que siempre era mejor el diálogo. Me regañaba cada vez que yo explotaba y en lugar de hablar, me ponía a gritar con la persona con la que tenía alguna diferencia. Durante mucho tiempo fue así, siempre querían que hiciera las cosas de la manera “correcta”. Blah, blah, blah. En realidad es una farsa, pues ahora me doy cuenta de que solo nos dicen eso a conveniencia de ellos. Tal vez en ese entonces se les hacía fácil hablar porque su situación de pareja era otra. En ese tiempo, ellos estaban juntos y tal vez creían que podían vencer al mundo juntos. Obvio no fue así.
Ups, bye
Luego de varios años, ellos se divorciaron y ya te imaginarás. Ahí conocí su verdadero yo, pues todo ese amor que se juraban terminó yéndose por el caño. Simplemente parecía que veía a dos seres completamente distintos. Además, noté que todas esas lecciones de amor y de moral solo las aplicaban a conveniencia del momento y de la persona. ¡Qué injusticia!
Son tan infantiles
Ahora, una vez que cada uno tomó su camino por separado, he comprobado que a nosotros los hijos nos usan de su escudo. Bueno, en mi caso hay una parte que siempre trata de manipularnos más que la otra. Eso no es justo, está bien que por un lado esté mi madre y por otro mi padre. Sin embargo, mis sentimientos no van a ser diferentes por ninguno de ellos, ni van a ser más por uno que por otro. Por desgracia, eso es algo que ellos no ven y por ende no valoran. La parte que trata de manipularnos desea que estemos en contra del otro, que le demos la espalda, que simplemente lo ignoremos; pero no va a ser así.
¡Arreglen sus problemas sin meternos a nosotros!
Así como nos decían a nosotros e incluso nos regañaban cada vez que nos enojábamos y gritábamos sin más, desearía que ellos lo hicieran ahora. Obviamente sé que no lo harán, porque eso sería como ceder el poder y ¿quién va a querer hacerlo? Solo espero pronto salir de esta situación tan tóxica y si se quieren matar, que lo hagan cuando no esté yo.