Decide por ti misma y escoge tu destino sin esperar a que éste haga de las suyas. Muchas veces la gente dice que lo que nos sucede en la vida es porque “lo depara el destino”, ¿cierto? Qué tal si le damos la vuelta a esta idea y tomamos al toro por los cuernos. Mejor hagamos de nuestros momentos y experiencias algo inolvidable y que nos haga felices. Pensemos siempre en nuestros deseos y evitemos las heridas. Así que sería bueno que repasáramos un poco lo que tenemos que hacer para lograrlo, ya que parece que a veces se nos olvida.
Yo soy dueña de mi destino
- Sentirme bien es mi responsabilidad y de nadie más. Yo decido ser feliz y haré lo posible por que así sea.
- Si me estoy sintiendo mal por alguien más, ya sea amigos, familiares o pareja, no lo permitiré. Decido que no volverá a suceder y me encargaré de solucionar el problema con lo que esté en mis manos. Si es algo muy delicado o con lo que no puedo lidiar, tendré que sacar de mi vida a esa persona.
- No soy dependiente de nadie. Así que soy feliz gracias a que yo lo decreto diariamente.
- Todos los días me lleno de energía positiva para compartirla con la gente que quiero y que realmente me quiere. Decido tener experiencias que me llenen de alegría y no de las que me abren heridas.
- Vivo el presente porque es lo que tengo a la mano. Olvido las cosas que en el pasado me lastimaron. Evoco los recuerdos que me hacen sonreír y que me ayudan a seguir adelante.
- Soy fuerte y puedo enfrentar cualquier obstáculo y si no puedo, pido ayuda porque soy consciente de que no son invencible.
- Me deshago de ataduras que me debilitan y estancan mis días en tristezas y ansiedades.
- A pesar de que soy dueña de mis días, pensamientos y emociones, también dejo que la vida fluya y me vaya acomodando en el mejor lugar pero siempre con mi mente dirigiendo el paso.
Recuerda todos los días esto y conviértete en arquitecto de tu propio destino.