El síndrome de excitación sexual es más común de lo que crees. Lo más curioso es que muchas personas no lo conocen y por tanto no comprenden su condición.
En qué consiste el síndrome de excitación sexual persistente
Fue descrito por primera vez en 2001 y a partir de 2003 se consideró de manera oficial una disfunción sexual. Sus siglas en inglés son PGAD. Es un trastorno caracterizado por la presencia de tensión sexual en la zona genital. Se acompaña de excitación continua sin que haya deseo sexual previo. Anteriormente se creía que sólo las mujeres lo experimentaban, pero también afecta a los hombres.
¿Cómo se experimenta?
Las personas que experimentan esta situación sienten que se acelera su respiración. La musculatura pélvica se contrae y el cuerpo está listo para el orgasmo. Esta situación no es deseada, sino que al contrario es molesta, frustrante e incómoda. Quienes viven este síndrome a la larga pierden el interés por las relaciones sexuales.
Causas desconocidas
Puedes experimentar cambios genitales sin tener excitación de manera previa. Persiste de manera prolongada y aunque se tengan varios orgasmos no desaparece. La cuestión es que se desconocen las causas del síndrome de excitación sexual persistente. Las investigaciones apuntan como posibilidades a los factores neurológicos, vasculares y hormonales.
Nada de hipersexualidad o multiorgasmia
Este síndrome nada tiene que ver con la hipersexualidad o el aumento extremo de la libido. La excitación sexual persistente no desemboca en orgasmos, y en caso de que suceda, la sensación no desaparece. Los médicos lo explican de la siguiente manera: “Es como cuando tenemos pensamientos desagradables y queremos evitar pensar en ello. Entre más lo intentes, más se fija nuestra atención en eso“.
Aunque parezca una situación soñada y placentera, con el paso del tiempo se convierte en algo realmente incómodo. Lo peo es que no hay una cura para ello.