Cuando una mujer dice que va a ser madre, lo primero que dicen es: “felicidades”, pero enseguida de eso comienzan los comentarios con mala vibra “ya no vas a poder dormir”, “ya no vas a poder salir”, “descansa ahorita que puedes”. Sí, muchas personas hacen ver la maternidad como una cruda realidad, pero la verdad es que no siempre es así.
No te voy a mentir
Jamás negaré el hecho de que en cuanto nace tu bebé, la vida cambia por completo, pero eso no significa que todo tu “mundo perfecto” se convierta en “las tinieblas”. Sí, habrá noches en las que no dormirás, también te dolerán los senos si el bebé no se agarra como debería. Tal vez también haya momentos en los que tienes miedo y no sabes si vas por buen camino o no. Tranquila, eso es normal y nadie tiene derecho a juzgarte. Ni siquiera tu madre, tu abuela o tu suegra pueden hacerlo, pues ellas pasaron por lo mismo. Al contrario, pueden sentirse orgullosas de brindarte un poco de todos sus conocimientos, sólo eso.
Habrá veces en las que quieras toda la ayuda y otras donde no
Como dije, el hecho de que te sientas mal o que estés cansada no es motivo para que quieras tirar la toalla. Cuando llegue alguien brindándote ayuda, tómala. No te sientas mal por ello, al contrario, todo eso te ayudará para que tengas la fuerza necesaria para continuar. Tranquila.
Sólo disfruta y valora lo que tienes
Sea mucha o poca la ayuda, valórala. Muchas mujeres quisieran tener ayuda y no la tienen. Así que si tú sí la tienes, siéntente dichosa de ello y agradécelo. Quienes te brinden ayuda lo hacen porque les nace, así que no debes sentir culpa alguna.
Disfruta de tu “cruda realidad”
Aunque muchas veces te digan que la maternidad es lo peor, escucha tu corazón. Siéntete dichosa de poder ser el ejemplo de un ser que te ve como lo más grandioso en su vida. A veces podrá hacerte ver la cruda realidad, pero sin duda vale por completo la pena.