Ahí estás mirando hacia un punto remoto entre el espacio y el tiempo cuando, de repente, regresas de golpe al mundo real cuando alguien te pregunta: “¿Qué dijiste?”. Si te pasa bastante seguido no te preocupes, hablar contigo misma es bastante normal y, de hecho, es bueno.
Hablar contigo misma es saludable
Algunos expertos señalan que hablar con uno mismo es bastante común. Según algunos terapeutas comenzamos a hablar con nosotras mismas cuando nos sentimos ansiosas, nerviosas, defraudadas o temerosas. Tener una conversación uno a uno con nosotras mismas, nos ayuda a salir de un bache emocional. Es una buena forma de hacernos sentir que todo va a estar bien, calma nuestros nervios y nos da confianza en nosotras mismas.
Te ayuda a resolver problemas
Hablar contigo te puede dar buenos insights de lo que estás sintiendo y no logras sacar a la superficie. Esto te ayuda a tener mejores soluciones. Es un buen proceso para saber lo que es importante y lo que no para ti. Digamos que es una autoterapia que nos sirve para tomar buenas decisiones. No obstante, hay una gran diferencia entre hablar contigo misma y hablar con una extraña voz.
Te ayuda a tener más confianza en ti misma
Los terapeutas aprueban que platiques contigo misma. Más cuando se trata de que avances en tus metas. Animarte a ti misma a hacer las cosas con pensamientos como: “¡Tú puedes hacerlo!”, “eres valiente”, “sí puedes” es super importante. Es preciso que seas compasiva contigo misma y tener cuidado si los pensamientos recurrentes que tienes son negativos. Los pensamientos críticos pueden ser dañinos si se repiten constantemente. Frases como: “nunca hago nada bien”, y pensamientos autodestructivos pueden ser señal de depresión. Si te sientes mal hablando contigo es buena idea consultar a un terapeuta, psicólogo o doctor.
Tener una experiencia psicótica
Algunas personas pueden experimentar experiencias psicóticas, como alucinaciones auditivas, en las que escuchas que alguien inexistente te habla. Incluso, en algunas ocasiones esto se presenta con una alucinación visual. Las personas con estos síntomas suelen perder contacto con mundo real, se encierran en un mundo alternativo y son incapaces de tener una conversación coherente con otras personas.
Hablar contigo misma es la cosa más natural de este mundo. Intenta que cada una de tus conversaciones se lleven por el lado más compasivo y amable posible. Ámate a ti misma.