La ira es una emoción que se experimenta cuando se presenta una amenaza. Evolutivamente esta reacción nos prepara para defendernos, según la Asociación Americana de Psicología. Sin embargo, cuando esta no se controla puede provocar no sólo el aislamiento de nuestros amigos, sino verdaderos problemas en nuestra salud.
Es fácil darnos cuenta cuando no se nos pasa el coraje y seguimos molestos por todo. ¿Cómo podemos salir de ese bache? Los siguientes son algunos consejos que pueden ayudarte.
Relájate
Existen muchos métodos de relajación que ayudan a disminuir la tensión y por consiguiente el enojo. Sobre todo liberan tu mente de los pensamientos que originaron esta emoción. Los ejercicios de meditación, el yoga o el taichi son excelentes, en estos se hace énfasis en controlar la respiración y dejar la mente en blanco. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración con inhalaciones profundas. Intenta no pensar en nada y verás como la ira y los malestares asociados a ella desaparecen.
Haz ejercicio
El ejercicio físico nos ayuda a eliminar la ira de manera natural, aunque no seamos del tipo atlético, el practicar deportes como el boxeo, el karate, judo o cualquier arte marcial te ayudarán a enfocar esa ira y a desahogarla con el esfuerzo realizado. Otra opción es salir a caminar, correr o andar en bicicleta. El cambio de ambiente y el respirar aire fresco ayudarán a calmarte.
Reconoce el origen de la ira
Si realmente quieres aprender a controlar la ira, primero debemos reconocer qué fue lo que desde el interior originó esta emoción. Una vez detectado el origen, tendremos que resolverlo. Si fue un conflicto con otra persona, hablarlo con ella misma o con un terapeuta. Lo más importante es que debes confiar en que puedes encontrar la solución. Además de que al desahogarte, el problema irá disminuyendo y al escuchar a otros podrás valorarlo desde otra perspectiva.
Reflexiona y comunícate
Tu eres dueña de tus emociones, solo tú sabes como surgen. Sin embargo, muchas veces parece que la ira nos domina. Si reflexionas en esos momentos, verás que no eres tú la que reacciona y que cuando el enojo pase lo más seguro es que te avergüence haber ofendido a tus amigos. Además de que es probable que el problema que originó la disputa siga sin resolverse. Por esto es mejor detenernos a pensar y esperar a que se enfríe nuestro coraje, es mejor hablar y negociar cuando se ha conseguido la calma.
Descansa
Es muy importante dedicarnos un tiempo al descanso, buscar un espacio diferente a la rutina. El cambio de ambiente, alejándonos de las cosas que nos molestan, puede ayudar mucho a mejorar el control de la ira. No tienen que ser unas vacaciones largas, un fin de semana bien planeado puede ser muy provechoso para disminuir la tensión. Recuerda que es importante reír y llenar tu mente de pensamientos positivos.