Y dime, para ti ¿qué es la voz? ¿Es un medio de comunicación? ¿Es la vibración del sonido? O ¿simplemente no te importa? En realidad no le tomamos importancia a una de las cualidades más grandes que tenemos. Tan solo te preocupas por el cuidado de tu voz cuando ya te enfermaste de la garganta o te sientes muy ronca. ¿Alguna vez te has preguntado qué sería de tu vida sin tu voz? Deberías apreciar un poquito más tu voz pues sin ella no podrías decir tus pensamientos, ideas ni tampoco podrías reír o cantar con tus amigas en el karaoke. Estoy estudiando doblaje y locución y he aprendido muchísimas cosas sobre la voz. En realidad todos hablamos mal. ¡Sí, todos! Y no hay persona que no descuide su voz. Cuando no cuidas tu voz, independientemente de que te dediques a cantar o no ¡podrías perderla! Es por ello que te quiero contar las cosas que afectan a tu voz y no lo sabías.
Fumar hace que tu voz sea más grave
¿Cuantas veces has escuchado a alguien decir que una persona tiene “voz de fumador”? Cuando escuchamos esa expresión, rápidamente nos referimos a la voz grave ya que los fumadores tienden a tenerla así. El humo del cigarrillo daña seriamente las cuerdas vocales y, como dato curioso, ¿sabías que miden entre 16 a 23 mm? Sí, son más pequeñas de lo que te imaginas. Retomando el tema otra vez, al fumar el tono de tu voz cambia haciéndola mucho más grave.
Y aunque no lo creas, este fenómeno afecta más a las mujeres que a los hombres. Todo esto sucede porque el humo del cigarrillo forma como una sustancia gelatinosa que recubre las cuerdas vocales. Esta sustancia es como una lesión y de hecho puede afectar su longitud. Si sigues fumando tu voz se volverá cada vez más grave. Así aumenta la probabilidad de requerir un tratamiento quirúrgico para restaurarla en un futuro. ¡Así que cuídate del cigarro! Cada quién tiene sus hábitos, pero si no quieres tener voz de hombre después, pues tu sabrás.
Los cambios bruscos de temperatura
Creo que más de una vez has notado que los cambios bruscos de temperatura afectan a tu voz. Esto es muy común en la temporada de calor pues pasamos de una temperatura cálida a la temperatura helada de un aire acondicionado. Otro ejemplo es cuando tomas bebidas muy frías o muy calientes de “golpe”, lo que provoca picazón en la garganta o la voz ronca. Lo ideal es que cuando vayas a entrar a un lugar con aire acondicionado, esperes tres minutos en la puerta para restablecer tu temperatura corporal y así lo mismo cuando vayas a salir. En el caso de los alimentos o bebidas frías, como el helado, te recomiendo que mantengas el sorbo o el bocado en tu boca para calentarlo y después pasarlo. Con estas dos simples recomendaciones le harás un gran favor a tu voz.
La contaminación auditiva
Lo has experimentado muchísimas veces aunque tal vez nunca te has dado cuenta de ello. Hoy en día hay mucha contaminación auditiva. Escuchas los carros de la ciudad, el avión pasar, los gritos de un niño, etc. todos estos factores hacen que hables más fuerte de lo normal. Te pondré un ejemplo: cuando vas a la discoteca y la música esta muy fuerte, prácticamente tienes que gritar para que los demás te escuchen. Estás forzando más tus cuerdas vocales y al añadirle alcohol y bebidas frías, estás desgarrándolas. Es por esta razón que cuando se termina la fiesta tienes la voz ronca o ni puedes hablar. Lo mismo aplica cuando estás hablando con alguien y pasa un avión y tienes que alzar la voz, ¿me explico? Es mejor quedarte callado y esperar a que el sonido fuerte pase para continuar con la conversación.
Comer alimentos irritantes
Los alimentos irritantes generan el reflujo y este al intentar salir o subir afectan a tus cuerdas vocales. Cuando comes un chocolate el jugo gástrico se activa inmediatamente, afectando el pH de la saliva. Esto ocurre con los alimentos picantes, las altas grasas, el café o las bebidas gaseosas. Tampoco es recomendable que comas irritantes antes de dormir porque la misma razón además de generar molestias estomacales.
Dormir justo después de comer/cenar o tres horas después
Cenar y después ir a la cama genera reflujo, pero también dormir tres horas o más después. Esto sucede porque tu estómago está pidiendo alimentos otra vez y el jugo gástrico juega contigo toda la noche. Es recomendable cenar una hora y media antes de dormir. Así no tendrás hambre de nuevo y ya habrás digerido la cena.