Debo reconocer que soy una chica que odiaba tomar agua. Incluso sabiendo todos los beneficios que me aporta, no me agradaba para nada. No me sabía rica y cada vez que la tomaba me parecía una de las cosas más difíciles que tenía que hacer. Sí, ya sé que el agua no sabe a nada ni huele a nada, ni nada de nada. Sólo es buena para el cuerpo y punto. Pero llegó un punto en el que sí me preocupaba no tomar agua, o al menos no suficiente. ¿Qué hice? Te contaré sobre todo a lo que recurrí para tomar más agua, tal vez te funcione a ti también.
El agua es vida, literal
La mayor parte del cuerpo está compuesta de H2O y por ende, si perdemos ese líquido y no lo recuperamos, nuestro cuerpo poco a poco comienza a fallar. Se nota porque la piel comienza a verse reseca, sin vida, cacariza. Por dentro se nota porque nos cuesta más trabajo ir al baño ya que los intestinos dejan de moverse como deberían. Los riñones trabajan a marcha forzada y de no hacer algo al respecto podemos perder uno y vivir con diálisis toda la vida. Créeme, eso no es nada grato. El agua también ayuda a que nuestro cerebro se mantenga oxigenado y cuando no tenemos suficiente H2O en el cuerpo, nos sentimos mal, con dolor de cabeza o mareos.
Las bebidas dulces no ayudan
Podrán ser deliciosas en el momento en que las consumes, pero la realidad es que no aportan nada a tu cuerpo. De hecho son dañinas para el organismo porque aportan muchas calorías, no sacian la sed y llenas a tu cuerpo de azúcar. Terminas consumiendo más de lo debido y el daño podría ser permanente.
Cómo tomar más agua
Aunque no te guste el líquido vital, es importante consumirla por tu bienestar. Si no toleras tomar agua simple, puedes optar por endulzar con jamaica o tamarindo natural. Eso sí, no debes endulzar con azúcar refinada. Es mejor que lo hagas con miel o azúcar mascabado.