Por qué a veces es pésima idea prestarle tu ropa a tus amigas

Cuando tienes amigas de tu misma talla, es super común andar prestándoles tus vestidos, blusitas, incluso tus pantalones. Prestarle a tus amigas puede ser una pésima idea. Te voy a contar algunas de mis desgracias personales, pues estoy segura de que no soy la única a la que le han pasado.

Te hacen grande el vestido

Mi mejor amiga llegó un día a mi casa en pánico. Su novio la había invitado a casa de sus papás y no tenía nada qué ponerse. Las dos tenemos estilos super distintos. Digamos que ella es la que se pone en animal print y a mí me gustan las cosas sexys pero menos llamativas. Así que le preste mi little black dress pensando que le ajustaría tan bien como a mi. Lamentablemente no contaba con que mi BFF tiene un busto bastante prominente. Mi hermoso vestido pegadito regresó con dos pequeños bultitos en el busto. Me resigné y le regalé el vestido, a mí ya no me ajustaba.

Mi blusa ya no regresó

En alguna ocasión me pasé de amable. Vino una amiga a arreglarse a mi casa para irnos a la fiesta. Pero, oh oh, a mi amiga se le olvidó su playera en casa. Así que no traía más que la blusa del colegio. Buscando algo dentro de mi armario que le quedara, nos dimos cuenta de que nada estaba funcionando. Hasta que recordé la blusa de tirantitos suelta que recién me había comprado mi mamá esa tarde. Le pedí que la ocultara al salir de casa. A mi mamá no le gustaba que prestara mi ropa. Sin embargo, más tarde me reprendería cuando me pidió que presumiera la blusita en la fiesta familiar y no tuve blusa que llevar. Esa blusita de tirantitos negra jamás regresó a mis manos.

El suéter azul se hizo viejito

Hace mucho tuve un suéter azul que me encantaba. Un día llegó mi amiga a casa y lo vio. Me lo pidió prestado para un evento que tenía en la semana. Con mucho pesar se lo presté esperando que me lo regresara pronto, en verdad era una de mis prendas favoritas. Mi suéter fue visto en distintos eventos durante todo un mes. Se lo vi puesto en videos y fotos de FB, en diferentes lugares y fiestas. Traté de recuperarlo, pero cada vez que se lo pedía ella me decía que no lo había lavado. Cuando regreso a mí, tenía aspecto de suéater viejito con muchas pelusitas, color deslavado y algo más aguado. Me arruinó el suéter :(.

Los tacones sin tacón

Dejé de prestar prendas después de la desgracia que le ocurrió a mis tacones. Compré unos hermosos stilettos negros con mi sueldo de un mes. Eran unos zapatos mucho más caros de lo que usualmente me permitía gastar. Sin embargo, un día cometí la equivocación de tenerlos a plena luz del día cuando una de mis amigas llegó. Ella se enamoró de mis zapatos y me los pidió prestados, me dijo que me los devolvería al siguiente fin de semana. No supe decirle que no. Sin embargo, cuando me los devolvió, mis tacones venían con lodo en todo el tacón y no traían tapa. Estaban completamente zapatos, sucios y destruidos.

Conclusión: ten cuidado con tus pertenencias y no le prestes a cualquier amiga tus prendas.