“Esta blusa no porque me la regaló mi mamá”
“Nooooo esos pantalones me salieron muy caros”
“Este vestido es para cuando vuelva a enflacar”
… así es la lista interminable de rehenes que tenemos en nuestro armario que no somos capaces de tirar.
El problema de esta estrategia es que llega un momento donde o haces mas grande tu clóset o bien es hora de tirar algunas cosas.
¿Qué es el fondo de armario?
Se trata de escoger prendas que te quedan bien y vale la pena conservar, las separas de las que ya están muy viejas o no te hacen lucir bien. Pero, ¿cómo decidir qué cosas dejar ir?
El color.
No hace falta decirte que el color es algo SUPER IMPORTANTE en una prenda y se nota cuando está deslavada, o tiene alguna mancha. Deshazte de todo lo que está percudido (se nota más cuando es blanco o negro), lo que tenga manchas de desodorante, todo lo que antes era hermoso y ahora tiene un color de dudosa procedencia ¡deséchalo!
Te queda o no te queda…
Lo compraste en rebajas o te lo regalaron, hay muchas excusas para tener en nuestro clóset algo que no nos queda bien. Olvida las cosas que no son de tu talla o simplemente no favorecen la figura de tu cuerpo. Recuerda que si te hace ver más ancha o corta de lo que eres la prenda no está funcionando, ¡es hora de dejarla ir!
Prendas nuevas.
Algunas de nosotras tenemos prendas que lo único que les hemos hecho es quitarles la etiqueta, y a veces ni eso. Las compramos para algún evento especial, porque están de rebaja, o como compra de pánico. Si no te la has puesto en todo este tiempo ¡nunca lo vas a hacer! Mejor véndela, dónala, o regálasela a un amiga que le guste y sí la vaya a usar, deja ir a tu rehén.
Cuida tu estilo.
Me refiero a que respetes tu forma de vestir y tengas una coherencia en tu clóset. Es normal ver una prenda y decir “Me gusta, está linda… pero no me la pondría”. El problema viene cuando la compramos para intentar algo nuevo, jurando que sí la vamos a usar pero haciéndole el feo cada que abrimos el clóset. Lo mejor es dar esas prendas a alguien más. Todos tenemos un estilo y si bien es cierto que tenemos que tener prendas dinámicas, también hay que evitar las prendas pasajeras que, aunque nos gustaron en su momento, ni siquiera las usamos.
Bisutería.
Collares y aretes, muchas veces nos hartamos de tener los mismos accesorios y vamos creando un pequeño cementerio de piezas que se van desgastando. Si ya pasaron de moda y ni las usas, busca una forma de reciclarlas. Puede ser intercambiarlas con tus amigas, regalárselas a una mujer de tu familia, donarlas a un orfanato o alguna caridad es una gran manera de empezar.
Vestidos de ocasiones especiales.
Los vestidos de gala para bodas y fiestas suelen ir cambiando de estilo cada cierto tiempo. Los puedes conservar para la posteridad, siempre y cuando estén en perfectas condiciones. Las modas vuelven, sólo mantenlos lejos de la luz y en un cubrepolvo, así evitarás que se deterioren.
Ropa sentimental.
Hay de prendas a prendas… Si es el vestido que perteneció a tu abuela, quizás una prenda fina o con recuerdos muy fuertes no puedo decirte que la tires sin ninguna consideración. Lo que sí es que esa prenda no puede estar colgada junto a tu ropa interior y tus zapato. Si es especial, hay que tratarla como tal: guárdala en un lugar limpio y seco, dentro de un cubrepolvo y en un área separada del resto de tu guardarropa. Ahora bien, si te estás aferrando a tu sudadera de la primaria llena de manchas que no sabes ni de dónde provienen y con más agujeros que nada, ¡No hay excusa que valga! Es hora de dejarla ir. Esa prenda ya dio todo lo que tenía que ofrecer, mejor no te apegues. Si aprendes a dejar ir el pasado, podrás hacerle lugar al futuro.