Llevar nuestra propia comida a la oficina es un mal necesario cuando iniciamos nuestra vida laboral.
De esta manera podemos ahorrar MUCHO dinero además de llevar una buena nutrición sin sucumbir ante la comida chatarra de la calle.
La comida casera te ayudará a controlar tus porciones para cuidar la línea.
Si te aburres de cocinar, puedes escoger un día a la semana para comer fuera con tus compañeros.
Tampoco vamos a morir por comer un día comida de la calle. Eso sí, sin excesos.
Cómo hacer más fácil la tortura de cocinar por las noches.
El primer gran consejo que te puedo dar es tener paciencia. Mentalizarte es la clave para no dejar de hacerlo, recuerda que es importante que por el bien de tu salud y tu bolsillo.
Muchas mujeres suben de peso cuando entran a trabajar porque no se hacen de comer y estás en una oficina con mucha gente que baja constantemente a la tienda y compra chucherías para entretenerse mientras trabaja. De que traigas una manzana a que te comas una bolsa de papas, hay una vida de diferencia.
Planea tus comidas.
Es importante que el fin de semana hagas tus compras a conciencia para que en la semana no tengas complicaciones a la hora de cocinar. Procura escoger carbohidratos integrales que te den energía para aguantar todo tu día. No olvides llevar algunos bocadillos para completar tus 5 comidas al día, pueden ser pequeñas cosas como zanahorias con chile o alguna fruta que no ensucie.
Comida de fácil digestión.
Es muy importante que evites comidas que te causen indigestión. Comidas que incluyan hongos, mucho picante, mucha grasa, condimentos fuertes, todo aquello que ya sabes que te causa malestar estomacal. Evítalo a toda costa, sufrir de dolores estomacales en una oficina es de las peores cosas que puedes padecer.
Controla tus porciones
Ayúdate de los recipientes que ya vienen con separaciones, en la parte más grande incluye verduras frescas o alguna ensalada. Puedes comprar recipientes pequeños para llevar aparte una pequeña porción de aderezo o, si te lo permiten, tener tu propio aderezo en la oficina. En la parte mediana guarda tu proteína, procura que esté asada o que no tenga algún tipo de guiso que se te pueda escurrir. En la parte más pequeña van tus carbohidratos como el arroz, pasta, galletas, etc.
Si no te gusta cargar tanto, también puedes optar por llevar en uno sólo una ensalada que contenga de todo. En Internet podrás encontrar miles de diferentes combinaciones para que vayas variándole y no te aburras.
Las bolsas de cierre hermético serán tus mejores amigas para guardar tus bocadillos o snacks entre comidas. No olvides que es súper importante que comas 5 veces al día. Aunque estés todo el día en la oficina, ¡puedes seguir perfectamente tu dieta!
Agua, ¡mucha agua!
Deja atrás las bebidas azucaradas. Aunque no lo creas, muchas de estas bebidas en vez de despertarte te aletargan, hacen que te sientas más cansada y te hacen más lenta para trabajar.
Una de vez en cuando no hace daño, pero la mayor parte del tiempo es mejor que tomes agua simple. Es más sana, no contiene azúcar, te despierta, te hace bien y te mantendrá más activa en tu día laboral. Llévate tu botella y mantenla en tu lugar de trabajo para que la veas y no olvides tomarla. 2 lt al día no más ni menos, vas a notar la diferencia.
Lo que nunca deberías llevar
Deberías evitar los guisados aguados a menos de que tengas un súper recipiente para que nunca se derrame. Puedes crear un desastre dentro de tu portafolio o bolsa. Nada da más coraje que se manchen tus papeles.
La comida que te puede manchar como el mole, sopas aguadas, cualquier cosa que salpique es mejor que la dejes para tus fines de semana. Las manchas de comida en tu ropa dan muy mala imagen.
Comida con cebolla cruda, estando en una oficina es imposible dejar de hablar con las personas a tu alrededor. Evita las comidas con cebolla que sólo harán que tu aliento delate lo que comiste.