Hay que ser sinceras y aceptar que cuando estás en casa de tus padres, no valoras muchas cosas. Piensas que es su obligación procurarte y darte todo lo que necesitas sin importar nada más. Quizá si tengan que velar por nuestro bienestar nuestros padres, pero sólo por un tiempo, cuando somos pequeñas e indefensas. Sin embargo, conforme vamos creciendo nos sentimos las más poderosas del mundo y creemos que al dejar el nido, ya no necesitaremos nunca más de nuestros padres. Sin embargo, la realidad es otra…
Sientes que puedes cantar “Libre soy”
Una vez que tomas la decisión de salir de casa de tus padres, crees que podrás hacerlo todo por ti misma. Que bueno que creas en ti y en todo lo que puedes lograr. Sin embargo, lo mejor es ir con calma, porque por querer comerte el mundo de un bocado, podrías darte más de un tropiezo.
Crees que tu trabajo es el mejor de todos y cubrirá todos tus gastos
Debo reconocer que cuando salí de casa de mis padres, pensaba que tenía el mejor trabajo. Creía que con lo que ganaba podría cubrir todos mis gastos y todavía darme el lujo de comprarme algunos caprichos. Tan independiente me sentí, que opté por llevarme al perro conmigo; porque ya iba a poder comprarle todass sus cositas más las mías. ¡Ajá! La realidad es que al principio tuve que pedirle ayuda en más de una ocasión a mis padres, pues los gastos no me salían y no pasaban ni dos semanas cuando me quedaba sin un solo peso.
Ves tu depa como la mansión soñada, pero tus padres no opinan lo mismo
Como mis ingresos no eran demasiado altos, por lo que el departamento que renté era muy sencillo. Sin embargo, era un logro muy importante para mí y veía mi casa como una gran mansión. Obviamente mis padres no pensaban lo mismo, más bien estaban preocupados de que algo me hiciera falta debido al pequeño espacio o las pocas cosas que podía tener ahí. Lo único bueno era que tenía a mi perro conmigo y eso ya me hacía sentir mejor.
Te despides de tus padres, creyendo que jamás volverás a necesitar de ellos
Como me sentía super poderosa, me despedí de mis padres creyendo que jamás necesitaría más de su apoyo. Obviamente a la semana siguiente me di cuenta de mi gran error. Lo bueno fue que mis padres nunca dejaron de apoyarme y siempre se quedaron a mi lado.
Pero la realidad es que extrañarás los abrazos de mamá
Además, los abrazos de mi madre eran algo que comprobé que siempre voy a necesitar. No porque sea grande voy a negar que la amo de una manera indescriptible y que sus consejos siempre serán los mejores, además de su compañía.
De hecho habrá veces en que quieras ir a casa a comer un plato de sopa
Ha habido más de una ocasión en que he ido a su casa sólo a comer un delicioso plato de sopa que ella prepara especialmente para mi.
Y simplemente sentarte a su lado
Así, sin más.