La Navidad y Año Nuevo ya pasaron, pero las celebraciones continúan. A pesar de que estás rodeada de gente alegre, sientes que algo te falta. La cuestión es que no entiendes por qué. Si acabas de atravesar alguna pérdida humana, renunciaste o te despidieron de tu empleo o vives otras situaciones que conlleven un duelo, quizá tengas el síndrome de la silla vacía.
No sólo es tristeza
Este síndrome suele confundirse con la tristeza de perder a alguien. Se llama de la silla vacía porque cobra intensidad durante los festejos claves: Navidad, cumpleaños o festividades que para ti son simbólicas. Es decir, observamos aquella silla vacía en medio de tantas otras ocupadas, lo que nos genera nostalgia, añoranza, melancolía o un sentimiento de vacío.
El abandono, otra causa
El síndrome también puede trasladarse a situaciones como la soledad y el abandono. Asimismo, puede afectarte si alguien se distancia de ti o se va lejos. En resumen, todas las personas pueden llegar a sufrir el síndrome de la silla vacía, sin importar la edad.
Externa tus sentimientos
Lo más importante es que externes cómo te sientes, ya sea llorando o hablando; guardar tus sentimientos únicamente te consumirá y llegará un punto en el que sientas que no puedes más. Si lo crees necesario, podrías acudir a terapia, pero tienes que tener muy claro lo siguiente: la vida sigue y tendrás que aprender a vivir con esas pérdidas.
Sigue adelante
Vive tu luto el tiempo que sea necesario, sólo tú sabes cuál es. No te sientas presionas, cada persona asimila las cosas a su propio ritmo y a su manera. Y cuando llegue el momento, porque sabrás que lo es, te lo digo por experiencia propia, continúa. Agradece que estás viva y que a tu alrededor tienes personas que te aman y necesitan.