Cuando decidimos integrar un perro a nuestra vida, a veces creemos que lo sacaremos a pasear, jugaremos con él, lo alimentaremos y daremos cariños. Sin embargo, somos muchas las personas que nos cegamos por el amor y terminamos viéndolos como algo más que solo una mascota. Los consideramos parte de nuestra familia y con este sentimiento vienen muchas actitudes buenas y malas que tenemos hacia nuestros perros.
¿Qué es un “perrhijo”?
El término “perrhijo” significa que vemos a nuestros perros como un hijo propio y comenzamos a tener instintos maternales hacia él. No tiene nada de malo querer a tu perro como a un miembro más de la familia. Esto nos ayuda a entender que todos los animales pueden ser tan queridos como cualquier persona. Por otro lado, hay algunas cosas que podemos hacer que no sabemos que están afectando a nuestro perro.
Se puede confundir amar a su perro con educarlo mal. Esto termina en permisividad, dejando que la mascota se vuelva dueña de la casa. Cuando agregamos a un perro a nuestra vida debemos ser conscientes de que, así como nuestro hijos, un perro necesita de educación y disciplina para que sea la mejor versión de perro que puede ser. Los canes humanizados son los que tienen más problemas de conducta. Esto se debe a que al ser tratados de forma poco adecuada adoptan comportamientos indeseados, porque no logran desarrollarse plenamente dentro de su naturaleza perruna.
Amar a tu perro va de la mano con una educación correcta. Corregirlo y al mismo tiempo dejarlo ser perro hará que todos puedan convivir en familia.
¿Tengo un perro o un “perrhijo”?
Checa esta lista de situaciones frecuentes que podrían aclararte si tu actitud hacia tu can lo beneficia o perjudica.
- Lo primero que haces al despertar y verlo es saludarlo y darle los buenos días. Saludo acompañado de mimos y caricias.
- Duerme contigo o cerca de tu cama. Lo que se recomienda es que tu perro tenga su propio espacio para dormir cerca del tuyo. Si te gusta dormir con él no te preocupes, siempre que le enseñes que la cama es tuya y a él le permites dormir contigo. A veces un perro que cree que es dueño de la cama puede generar actitudes violentas y de posesión en torno a esta.
- Su alimentación no es solo croquetas. Varías su comida remojándola con caldo de pollo y hasta con la comida que tú y tu familia come. Darle lo que nosotros comemos a nuestro perro solo le provocará problemas de salud. Hay muchos ingredientes que ellos no pueden comer, como la cebolla, el ajo, chocolates, nueces y demasiada sal. Si de verdad quieres a tu “perrhijo”, dale una alimentación balanceada para su especie.
Sobreprotegerlo no es cuidarlo
- Hablas con él y hasta respondes con otra voz como si él te respondiera. Esto no tiene nada de malo, hablar con tu “perrhijo” mejora tu relación con él.
- Cuando lo sacas a pasear y otros perros se acercan te pones nerviosa. Claro que nos ponemos nerviosas cuando un perro desconocido se acerca a nuestro “perrhijo”, pues no sabemos si su intención es atacarlo o solo saludarlo. No obstante, sobreproteger a tu mascota no lo hará mejorar en sus habilidades sociales.
- Le das comida mientras estás cocinando o al sentarte a comer. Cuando hacemos esto, reforzamos una actitud negativa en el perro, que es estar atento siempre que hay comida. Al igual que a los niños hay que ponerlo un límite a nuestra mascota.
- Tiene accesorios y ropa para toda ocasión. Sí es verdad, hay tantos productos tan lindos para perros que quisiéramos poder vestirlo de mil maneras. Sin embargo, esto es poco natural para un can. Ellos naturalmente tienen una capa de pelo que los protege y aísla del frío. Entonces, agregar más prendas encima de él le puede provocar estrés y aumento de temperatura.
Entonces…
Amarlo va de la mano con permitirle expresarse y sacar su lado canino. Evita humanizarlo o tratarlo como un muñeco. Los perros son animales con necesidades distintas a las de los humanos. Tratarlos con cariño y respeto será la mejor forma de demostrarles lo importantes que son para nosotros.
