Si te amas, aprenderás a rescatarte a ti misma

Es muy fácil decirlo: “aprende a rescatarte a ti antes de que rescates a otros”. Sí, todas podemos decírselo a nuestras amigas o conocidas, pero para poder llegar a ese punto, tenemos que pasar por varias experiencias que realmente no son muy lindas que digamos. Todas esas malas vivencias nos dejan aprendizaje (ya dependerá de nosotras si los queremos tomar o ignorar). Si algo me ha quedado ya muy claro, es que ninguna historia de amor será igual a otra y mucho menos tendrá parecido alguno con lo que nos muestran las películas del “felices para siempre”. Aprender me ha costado mucho, más de lo que imaginas. No creas que de un día para otro lo aprendí o que ya nací teniendo el conocimiento. Aún sabiendo esto, hay veces en que la riego, ¡ups!

Todo deja algún aprendizaje

Las experiencias que adquieres con las relaciones sentimentales jamás son las mismas. Mucho tiene que ver la edad en que lo vives, la persona y las características que cada uno tiene. No es lo mismo sostener una relación en la adolescencia con un chico de tu edad. Cambia la relación cuando te relacionas en tus 30 con alguien de tu edad o tal vez mayor. La edad que tengas y la pareja con la que te relacionas tiene mucho que ver. Recuerdo que cuando yo tenía 19 años me atraían más los hombres mayores. Cada vez que salía con un chico, optaba por elegir a los de unos cuantos añitos más que yo. Me parecían más atractivos con más temas para compartir. Ellos, al tener unos años más, tenían otras vivencias y veían de otra manera la vida. En cambio, salir con chicos de mi edad, parecía ser una cosa completamente diferente. Esos chicos parecían inmaduros y no me atraía para nada eso. Sin embargo, de cada uno de ellos pude aprender mucho. Sobre lo que me gustaba o no, sobre lo que quería y no.

No creas todo lo que ves

A diferencia de lo que dicen en las películas, la vida vale la pena cuando sabes disfrutarla. Sin embargo, lo más importante es tener en claro que no necesitas de nadie para hacerlo. No es como en las películas, que las princesas se quedan esperando hasta que llega un príncipe y le da sentido a sus vidas. Es diferente, pues una vez que aprendemos que la felicidad depende de nosotras mismas comprendemos que no necesitamos de nadie. Sí podemos ir acompañadas durante la vida, pero es importante tener en claro que nuestra felicidad solo depende de nosotras.

¡Cuidado!

Eso que dije suena muy sencillo, pero debo ser honesta y decirte que cuesta mucho trabajo. Yo tuve que aprenderlo a la mala. Conocí a un chico con el que me sentía muy bien, pero en ese entonces mi autoestima estaba por los suelos. Tan mal estaba, que me refugié en él creyendo que era lo mejor para mí o al menos lo que merecía. Así fue por un buen tiempo y parecía que las cosas iban bien. Un día sin más ni más él se fue y yo me quedé sola sin saber qué hacer con mi vida. Si, ya sé que suena patético, pero así era. En cuanto él se fue, sentí que ya nada valía para mí. Por un buen rato anduve vagando, deambulando sin encontrarle sentido a mi vida. A mis amigos les preocupaba que hubiera dejado mi vida en manos de alguien más. Todos me decían que buscara ayuda, pero yo solo pensaba en qué iba a hacer si él no regresaba.

Aprende a rescatarte a ti, antes que a los demás

Cuando ya sentía que me hundía por completo opté por buscar ayuda. Estando en terapia me di cuenta de lo mucho que me había estado dañando. Lo peor que había hecho era dejar que otro tomara las riendas de mi vida. Entendí que toda mujer que se procura, se respeta y encontrar el equilibrio es complicado, pero no imposible. Es importante tener en claro que nosotras somos fuertes y podemos lograr lo que nos propongamos. No necesitamos de nadie para que nos diga qué hacer o cómo hacerlo. Si alguien quiere acompañarnos en el trayecto está bien, pero sólo eso. No permitas que nadie se apodere de lo más valioso en tu vida: tú.

Una vez que te queda claro esto, la vida tomará otro sentido para ti. Comienza a practicarlo. Me cuentas qué tal te va.