Si de nuevo metiste la pata, esta es la manera en que debes dar el primer paso para reconciliarte sin que tu orgullo sufra

Todos hemos tenidos momentos en los que decimos cosas de las que luego nos arrepentimos, y “no sabemos qué hacer para enmendar el error”. Y lo entrecomillo ¡porque claro que sabemos qué tenemos que hacer!: Ofrecer una disculpa. Sin embargo, nos complicamos la vida por un motivo: el orgullo. Si ese es tu caso, descubre cómo dar el primer paso para reconciliarte con tu amado, luego de meter la pata y sin que tu orgullo sufra.

Analiza tus sentimientos

Antes de actuar, piensa bien las cosas. Analiza cómo te sientes. ¿En verdad lamentas haber metido la pata? Si tu respuesta es sí, vamos por buen camino; uno nunca debes decir algo que no siente, porque la otra persona lo percibiría.

Dale espacio a tu pareja

No agobies a tu pareja, seguramente estará vulnerable. Espera que las aguas se calmen. Creo que tú pedirías lo mismo si los papeles fueran al revés. Eso sí, tampoco dejes que pasen las semanas y los meses.

El momento de la verdad

Sólo se breve y concisa, di un: “lo siento”, “lamento que…” o discúlpame por…”. Esas son las primeras palabras que deben salir de tu boca, porque son a las que tu pareja les prestará atención. Y también porque querrá escuchar. Por cierto, durante este momento, tu mente y cuerpo tiene que ser coherentes. Es decir, fíjate en tu lenguaje corporal, muchas veces, éste dice más que las palabras.

Platiquen sobre el tema y luego déjenlo atrás

Si las cosas se dan, hablen sobre lo ocurrido. Es muy probable que ambos deseen expresar por qué actuaron como lo hicieron. Ten presente que la comunicación es indispensable para que la relación marche bien.  Tras externar su sentir, dejen atrás lo ocurrido. Vivir recordando los errores y usarlos como reproches no deja nada positivo, por el contrario, sólo destruye al amor.

Sin fórmula secreta

La realidad es que no hay una fórmula secreta para que tu orgullo no sufra. Pero creo que es mejor ceder que perder a la persona que amas. El orgullo es sólo eso, orgullo. Si lo dejáramos de lado, muchas cosas en la vida serían menos complicadas; mejor dicho, no serían complicadas.