Todos hablan de lo lindo que es convertirse en mamá. “Tener a un diminuto ser a tu lado te hace la mujer más feliz”, “una vez que te conviertes en madre, vives para ellos” son solo algunas de las cosas que escuchas. Es un hecho que tener hijos te hace conocer una faceta de ti que es increíble. Incluso aunque te consideres débil o temerosa, al tener a tus hijos compruebas que es lo contrario. Sin embargo, puedes también sentir que ya no puedes más. Lo malo es que cuando eso pasa, nos sentimos mal, con culpa, y tratamos de dejar de lado ese sentimiento.
Somos seres humanos
Las antiguas creencias nos aseguraban que una vez que nos convirtiéramos en madres teníamos que dejar de lado lo demás y hacer todo para y por nuestros hijos. ¡FALSO! El hecho de ser mamás no significa que tengamos que dejar de ser nosotras como mujeres para ser solo las encargadas de nuestros hijos. Somos seres humanos que nos cansamos, nos aburrimos y tenemos deseo de hacer algo más.
La maternidad no lo es todo
Puede sonar muy fuerte el decir que la maternidad no lo es todo, pero es la verdad. Al menos es lo que he aprendido en estos años. No estoy hablando por hablar, tengo un hijo y por eso he tenido que aprender mucho más para poder hacer todo de la mejor manera posible. Si algo he aprendido en este tiempo, es que para funcionar como mamá, tengo que ser una mujer feliz. De nada sirve que me desviva por mis hijos, si no me siento bien conmigo misma.
Se vale querer salir corriendo
Por desgracia, la sociedad y la cultura muchas veces dejan el mayor peso de los hijos en manos de la madre. Es importante recalcar que los hijos fueron procreados por dos personas, las cuales deben tener la misma responsabilidad sobre ellos. El hecho de que los hijos hayan estado en nuestro vientre no significa que por eso tengamos más responsabilidad que el papá. Dejarnos con la carga de todo lo que implica un hijo (que es mucha), hace que a veces queramos tirar la toalla. Cuando sientes que ya no puedes más, solo piensas en desaparecer, al menos por un rato.
Toma tiempo, sin culpa alguna
Para que las cosas funcionen y tú puedas sentirte bien contigo haz que el papá de tus hijos se involucre también en su cuidado. Aunque tengas miedo de que vaya a hacer algo mal, déjalo que lo intente. Muchas veces nos vence el miedo o la desconfianza de que ellos no hagan bien las cosas como nosotras Hay que recordar que no somos perfectas y también podemos cometer errores. Deja que tu pareja se involucre en la crianza de los hijos. No importa si viven juntos o no, pueden llegar a un acuerdo para lograrlo.
Sé una mujer feliz
Créeme, al principio es posible que te sientas mal. Tal vez pienses que eres la peor mamá del mundo si sales a divertirte sin tus hijos. No es malo, al contrario, salir de vez en cuando sin tus hijos te devolverá mucha vitalidad para el día a día. Sentirás que estás más relajada y podrás enfocarte mejor en lo que haces con ellos.