Los primeros días después de que te pidieron matrimonio todo fue magia, alegría y amor. Sin embargo, con el paso de las semanas te has sentido agobiada con los preparativos. Me imagino que es un proceso agotador y es normal que te sientas estresada. Algunas de mis amigas estuvieron igual que tú, pero por favor, ¡no dejes salir a tu bridezilla interior! Si no sabes si eso está a punto de ocurrir, analiza las siguientes señales; cuatro son señales más que suficiente.
¡No colapses!
El primer paso para saber que estás por ser una bridezilla es la negación. Oh, sí. Esto funciona como las cinco etapas del duelo, y no me digas que me estoy quedando loca, porque no estoy inventado nada. Este rollo fue presentado por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross. Esta sabia mujer decía que la primera etapa del duelo es no aceptar la realidad. En pocas palabras, estás evadiendo tu actitud de bridezilla porque sabes que has estado metiendo la pata.
S.O.S. ¡Bridezilla a la vista!
Como aquí todo se trata con argumentos, te dejo una lista con cuatro señales de qué estás a nada de ser una bri-de-zi-lla.
- Control absoluto. Sabes lo que quieres y vas tras ello. Eso está perfecto. El problema es que no aceptas sugerencias. Si algo no sale como quieres estalla la tercera guerra mundial. Por más que te duela, comparte las responsabilidades, si no, terminarás asfixiándote.
- Estrés por todos lados. Si esta palabra está dominando tu vida, tómate un respiro. Inhala y exhala. Cuenta hasta mil. Da un paseo en el parque. Mi punto es que hagas algo para liberarte del estrés y no estallar, porque sabemos que eso está a nada de pasar.
- No duermes. Ya sea por la angustia o el estrés, no estás durmiendo bien. Sé consciente de que de esta manera sólo lograrás algo: caer rendida el día de tu boda, aunque esta todavía no empiece.
- No comes bien. Ocurre lo mismo que con el punto anterior. Por estar agobiada, olvidas comer y dejas tu alimentación en segundo plano. Así no rendirás para tu boda, estás atentando contra tu salud.
Te hemos perdido
Con las siguientes señales no estás en proceso de ser una bridezilla, sino que ya lo eres.
- Todo gira en torno a tu boda. En el mundo no hay nada más importante que tu boda. Ok, se trata de uno de los días más importantes de tu vida, pero hay otras cosas por hacer. Si sigues así, hartarás a todo el mundo.
- Todos te dejan en visto. Sí, ni tu mejor amiga te responde porque ya no sabe qué decir. Teme que te enojes, llores o hagas un drama (otro drama).
- Discutes más con tu prometido. Tienes tanto estrés, que sueles desquitarte con tu pareja. Y no sólo eso, sino que lo acusas de no darle importancia a la boda. Que el no esté igual de intenso que tú no quiere decir que la boda no le importe. Mejor analiza que sólo estás desgastando tu relación.
- Quieres que todo termine. Estás tan tensa, que ya quieres que tu boda acabe. Pero estás dejando de lado lo más importante: ¡te casarás con el amor de tu vida!