De una chica que paso de la nula autoestima a un índice medio de la misma, déjame contarte que obtener tu amor propio no es cosa fácil. Aprender a amarte es un camino lleno de baches, hoyos profundos, tristezas, soledad, mucha victimización y es parte de convertirte en un adulto. Hay hábitos en nuestra vida que pueden estar destruyendo nuestra autoestima constantemente.
Hacerte la víctima
Vaya que yo solía hacerme la víctima de todo. Lo malo con este comportamiento es que terminan arrastrando a más personas con tus problemas. Recuerdo haberle hecho daño a un par de chicos con esta actitud tan infantil. Me daba el lujo de echarle en cara todos mis problemas, me hacía la víctima constantemente por cualquier cosa. Era incapaz de aceptar mis responsabilidades, de aceptar las consecuencias de mis decisiones y también de aceptar que había sido mi error. Dejé de lamentarme por mi situación después de muchos años de adolescencia. Me cansé de ser la víctima después de dos experiencias muy fuertes en mi vida. Aprendí que la única forma de avanzar era sobreponerme y no autocompadecerme todo el tiempo.
Sentirme mal o triste por lo que los demás piensan de mi
A menudo hacemos más caso a lo que los demás piensan de nosotros que lo que nosotros pensamos de nosotros mismos. Recuerdo que en la secundaria yo me consideraba la mujer más fea del salón, porque tenía una “amiga” que constantemente me repetía que no era muy bonita. Ella siempre me hacía menos por cualquier cosa. Solo fue hasta que crecí que me di cuenta que esa chica estaba absurdamente celosa de mi y termine el contacto entre las dos. Para ello pasaron más de 6 años de amistad. Pero vamos… ten paciencia que roma no se construye en solo un día y a veces esto pasa. Caemos en el error de mirar en la dirección que los demás nos sugieren ver. Olvidamos que las críticas son en gran parte el reflejo de todo lo que a ellos no les gusta de sí mismos.
Ser demasiado exigente contigo misma
Pues durante mucho tiempo al igual que muchas chicas yo quería ser rubia. Sí ya sé, es una tontería. Pero cuando tienes 14 años y te consideras la adolescente más fea del mundo. Persigues los estándares de belleza que ves afuera. Los míos eran Britney Spears y Shakira. Afortunadamente mi mamá tuvo la prudencia de no dejar teñir mi cabello negro por un rubio espantoso, pero en aquel momento el color de mi cabello era de vida o muerte. Mi punto es que muchas veces copiamos exigencias de lugares que no vienen al caso. Nos exigimos ser la más bonita, la más inteligente, la de las pompas más grandes, la mujer que trabaja, va al gimnasio, lee en su tiempo libre y hace jardinería ¡por dios!¿ y a qué hora vives? Exigirte demasiado daña tu autoestima porque en la mayoría de los casos no lograrás llegar a la meta inalcanzable de tus estándares.