Siempre me había parecido ridículo que las chicas salieran con los amigos de sus hermanos, hasta que me pasó a mí. La verdad es que estaba muy chica y no entendía las consecuencias. En fin, todo es experiencia y los errores forjan quien eres. Yo salí con el mejor amigo de mi hermano y aunque me divertí, también me metí en problemas. Te cuento con más detalle.
Al principio no lo aguantaba
El mejor amigo de mi hermano estaba todos los días en mi casa. En verdad no había un momento en el que no lo viera, hasta parecía que vivía con nosotros. Al principio me caía mal, pues todo el tiempo había gritos y desastre. Si yo quería leer no podía hacerlo en silencio y tenía que escuchar todas sus pláticas. Además, como le caía bien a mis papás, pues menos salía de mi casa. Él se daba cuenta de mi desesperación, y en consecuencia se la pasaba molestándome, lo cual parecía que en verdad disfrutaba. Por su parte, mi hermano ni se daba cuenta o pensaba que era algo normal.
Nos hicimos amiguitos, muy amiguitos
Con el paso del tiempo me incomodaba menos su presencia y comenzamos a platicar. Resultó que éramos aficionados a las mismas cosas. Por ello siempre teníamos de qué hablar. Además, como vivíamos en la misma colonia nos encontrábamos seguido. Sabía que si no lo veía en mi casa, por la tarde o noche lo vería con mis demás amigos. Para entonces ya me caía bien, pero me molestaba su actitud de “todas mías”. Por eso yo siempre decía que éramos amigos, pero jamás seríamos otra cosa (ajá).
Comencé a sentir celos
A muchas de mis amigas les gustaba, y por eso me decían lo afortunada que era al tenerlo en mi casa siempre. Yo solo decía que no, pero cuando lo veía con alguien me enojaba. Lo más gracioso es que una mañana lo vi con una chica, y cuando fue a mi casa a ver a mi hermano, me porté lo más grosera que pude. Obviamente, él se dio cuenta, y cuando estuvimos solos me reclamó. Yo en ningún momento admití que me gustaba, pero él seguía insistiendo en saber por qué estaba celosa. Luego de discutir, me besó y yo solo me dejé. Me fui, pero antes le dije: “Y no me interesas”. Sobra decir que me estaba muriendo por dentro. La verdad es que como era más grande, chico malo y con mucha actitud de rapero, me gustaba demasiado. Sin embargo, no quería ser obvia, pues temía que no me tomara en serio. Me porté un tanto infantil, pero era muy joven e inexperta (aún lo soy, pero ese es un secreto).
Salí con él durante un tiempo
No sé si mi hermano se hacía el que no sabía o nunca se dio cuenta; es más, espero que no lea esto (ja, ja). Pero bueno, salí con ese chico durante varios meses y la verdad es que todo iba muy bien. Además, eso de escondernos tanto de mis hermanos como de mis papás me divertía muchísimo. Ya saben, el cliché de que las cosas prohibidas se disfrutan más. Sin embargo, un día que estaba en casa, mi hermano le dijo a mi mamá que saldría con su amigo a buscar un regalo para su novia, pues era su cumpleaños. Yo, exaltada, le pregunté: “¿Ese chico tiene novia?”. Mi hermano me dijo que sí y quién era. Mi corazoncito se hizo mil pedazos y terminé la relación. Todo quedó allí y él iba a mi casa como si nada. Nos seguimos gustando por un tiempo y después dejamos de saber uno del otro. Hace unos meses lo vi y ya tenía familia. Como ves, la vida da muchas vueltas. Puede ser que por ahora tengas tu corazón roto, pero créeme, todo estará bien.