Rompí con el chico que me pretendía porque no le agradaba a mi perro

Historia verídica, comencé a salir con un chico que conocí en Bumble. Aparentemente este hombre era super amable, así que a la cuarta cita decidí invitarlo a cenar a mi casa. Sin embargo, la cita resultó un pequeño desastre. Quiero pensar que mi perro me salvó de una persona extraña.

La cena de 4

En casa tengo a un hermoso pitbull. A pesar de lo que la gente piensa, este perrito es la cosa más tierna y amable del mundo. Nunca le había hecho el feo absolutamente a nadie. Con decirte que ni siquiera a los chicos que vienen a repartir el agua o el gas les ladraba. Por eso me sorprendió tanto cuando al entrar a mi departamento, Jack comenzó a hacer tremendo alboroto. Como es usual en casa, cada vez que traigo visita, dejo que Jack se quede en el jardín hasta que se acostumbra al olor. Después lo dejo entrar a saludar y eso parece ser siempre suficiente para pasar una tarde de copas en paz. También tengo a mi gata, mi Michi que es más exigente con la gente. Por extraño que parezca ni mi Michi, ni mi Jack gustaron de la visita.

“No me gustan los perros”

Fue lo primero que me dijo este chico cuando vio las patitas de Jack asomarse por la ventana a brincos. Y la verdad es que yo me reí. Es muy extraño encontrarme con gente que no ama a los animalitos. Para mí es algo muy importante porque Jack y Michi duermen conmigo y solemos ir a caminar como familia. No tengo muchos familiares cerca de mí, así que mis mascotas son mi hermosa familia. Eso le restó una gran cantidad de atractivo al chico en cuestión, pero me vi optimista. Pensé que quizás cuando viera a mi Jack se enamoraría como casi siempre ocurre con la gente que llega.

Pero nada sale como uno quiere

Para empezar, Michi lo escupió en cuanto se sentó cerca de ella. Y no es que diga que el chico traía algo raro, pero Michi, la gata que no mata ni una cucaracha, le escupió y huyó del sillón. Jack estaba muy inquieto afuera, intenté calmarlo y por un rato funcionó. Cuando vi que se le había pasado el berrinche, le dije a mi invitado: “¿No quieres conocer a Jack más de cerca?, ándale te va a gustar”. Él, muy disgustado, me vio y me dijo: “Gracias, pero en verdad no me gustan ni un poco los perros”.

Claro que no insistí

Dejé al pobre  Jack viendo hacia adentro, y a medida que pasaba el tiempo se inquietaba más y más. No dejaba de ladrar y dar vueltas. En una mala jugada del destino se desesperó tanto, que trato de meter la trompa por el hueco de Michi en la puerta. Lo hizo con tanta fuerza, que tiró la puerta. A decir verdad no era la puerta mejor colocada del mundo. La puerta se zafó y entró Jack a posarse frente a mí y a ladrar como nunca en su vida. Lo sujeté con la correa para evitar algún percance y lo amarré afuera. Claro que no fue tan fácil como parece. Cuando un pitbull quiere quedarse, hay que arrastrarlo por la cocina hasta que se deje amarrar. Después de controlar a mi can, mi invitado se fue.

Ahí no acabó

Dejamos ese terrible date atrás y salí con el chico una vez más. En un momento crucial de la cita, me dijo: “Me encantas de verdad, el único defecto que te encuentro es ese horrible perro que tienes y tu gusto por los gatos”. Quizás tome una decisión demasiado visceral cuando le dije que esos horribles animales, como él les decía, eran mi única familia en un país desconocido y no iba a dejarlos de lado por un hombre. La verdad es que me inquietó mucho que no le gustaran los animales, más aún porque mis mascotas siendo tan dóciles, reaccionaron de esa forma ante él. Puedo decir que he traído a varios chicos a casa y ninguno recibió una bienvenida así ni de Michi ni de Jack.

Puede ser que haya pecado de prejuiciosa, pero la verdad es que todo los animalitos sienten el rechazo. Quizás la vibra de este chico les inquieto y más vale prevenir, ¿que no?