Cuando has estado tantos años con tu pareja llega el momento en que deciden dar un paso más. En mi caso pasó mucho tiempo antes de poner el tema a discusión. Cuando lo hizo teníamos muy claro que necesitábamos arreglar ciertas cosas para formar un hogar con estabilidad. Por tanto, esperamos a terminar la carrera y los trámites correspondientes. Así mismo, esperamos hasta encontrar un trabajo estable y cierta madurez mental y emocional. Sin embargo, llegado el memento, algo me hizo dudar a dar el siguiente paso. Al final estas fueron las razones por las que decidí que no era el momento adecuado para mí.
La ilusión es más fuerte que la realidad
Desde hace un par de años nos habíamos planteado la idea de vivir juntos. Al inicio yo era la más ilusionada por hacerlo, siempre pensaba en lo perfecto que sería. De alguna forma sólo podía pensar en las cosas lindas de todo ese asunto. Me imaginaba compartiendo todo el día, salir a pasear, dormir, cocinar y ver series juntos. Sin embargo, ignoraba todo lo que está detrás de ello. Para comenzar necesitábamos estabilidad económica conocernos un poco más, pues a pesar de haber estado tanto tiempo juntos, nunca terminas de conocer a tu pareja. Afortunadamente, tuvimos la oportunidad de salir a varios viajes juntos y nos vi conviviendo varios días. La verdad es que no todo estaba mal, pues nos era fácil ponernos de acuerdo para hacer tal o cual cosa. Sin embargo, tenemos hábitos muy distintos que sí nos hacían pelear constantemente. Por ello comencé a dudar de lo buena o mala que sería la convivencia…
La principal de las razones: primero quiero vivir sola
El ver nuestra convivencia no era lo único que me hacía dudar. Desde hacía mucho tiempo lo que quería era vivir sola. Me gustaba preguntarme cuáles serían mis límites y hasta qué punto podría hacerme cargo de mí. Además, estas ideas siempre fueron alimentadas por mis padres. Ambos me enseñaron que para mi autoestima y crecimiento personal, lo mejor era vivir sola primero. De esa forma aprendería muchas cosas sobre mí que tal vez ni me imaginaba. Así mismo aprendería lecciones invaluables. En consecuencia siempre me pasaba por la cabeza vivir sola antes que con mi novio.
No soy tan madura como yo lo pensé
La verdad es que mi carácter no siempre fue tan centrado ni templado. Antes solía enojarme y sentirme mal por todo, en consecuencia, creaba problemas donde no existían. Quien sufría muchos de estos problemas de carácter era mi novio. En ese sentido muchas veces nuestra relación estuvo en la cuerda floja por ello. Además, él también tenía ciertos conflictos sin resolver, por tanto, éramos como dinamita y niño con fósforos. No me imagino que hubiera sido de nosotros si hubiéramos vivido juntos siendo tan inmaduros.
Lo mejor es esperar
Finalmente decidimos esperar antes de vivir juntos por el bien de ambos. De esa forma ninguno se saltaría procesos de maduración importantes. La verdad es que fue la mejor decisión pues cada uno sigue creciendo tanto emocional como profesionalmente. Ahora mismo estoy pensando en salir de mi casa y conseguir la mía, ya les contaré cómo va todo…