Quien tenga hijos y jamás haya dicho “quiero ahorcarlos” miente

Pocas veces escucharás decir a una madre: “quiero ahorcarlos” refiriéndose a sus hijos. Soy mamá y me gusta leer respecto a la maternidad. Leo blogs personales, sitios informativos y mucho más. Me da mucha risa, pero en todos los blogs que leo, las mujeres hablan sobre una maternidad perfecta. Aseguran que a pesar de cualquier adversidad, el amor por los hijos es lo más grande y profundo que tienen. Es correcto, ese amor no se compara con nada. Sin embargo, no decir que de vez en cuando quieres salir corriendo es mentir, principalmente a ti misma.

No somos perfectas

Todavía hasta la generación de mi madre muchas señoras afirman que gracias a sus hijos saben lo que es la felicidad. Aseguran que eso es lo mejor y más grandioso que les pudo pasar y no se arrepienten de todo el tiempo invertido en los hijos. Lo malo, es que solo hablan de lo bonito o de lo que está bien. Comentan que les gusta hacerles de comer a sus hijos. Que los visten con amor o que les leen el cuento que piden miles de veces. Sin embargo, ninguna de esas mujeres acepta que hubo más de una vez en que haya dicho “quiero ahorcarlos”.

La maternidad es difícil

Desde antes de que yo me convirtiera en mamá, jamás he criticado ni juzgado a ninguna madre. Al contrario, siempre me ha parecido admirable la labor que hacen. La principal prueba la tengo en mi mamá. Ella se dividía en mil para poder hacer la comida, atender el hogar, criar a los hijos y tener vida profesional. Lo vi más de cerca con ella, pues mi padre pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa trabajando. Muchas veces me tocó ver a mi mamá desvelarse para terminar con sus labores profesionales. Justo ahí me di cuenta de lo complicado que a veces resulta la maternidad. Lo peor es que muchas veces mi hermana y yo hicimos cosas con las que mamá seguro pensaba “quiero ahorcarlos”.

¡Basta!

Es normal y no te sientas mal por pensar de vez en cuando “quiero ahorcarlos”. Somos mamás, no robots ni seres que jamás se cansan o que no necesitan un respiro de todo lo que tienen a su alrededor. Ahora que vivo en carne propia la maternidad reconozco que sí, que más de una vez he querido salir corriendo. He querido tirar la toalla y ya no seguir adelante. A veces todo es tan complicado que quisiera gritar, llorar y patalear. Tal vez lo haga, pero solo para sacar eso que me está perturbando y así poder continuar.

Deja de lado el “qué dirán”

Despreocúpate de lo que diga la gente a tu alrededor. Créeme, hagas las cosas bien o no (a su parecer) siempre te juzgarán. Así que lo mejor que puedes hacer es hacer las cosas a tu manera y de la forma que tú crees correcta. Que te valga lo que los demás piensen. Finalmente, la única que está ahí viendo y sintiendo eres tú. Dejémonos de imágenes falsas de mamás perfectas que no nos cansamos, que no nos ponemos tristes o que no queremos gritar de vez en cuando ¡basta!