Mucho se habla sobre la primera vez. Ya sabes, ese momento “tan importante” en el que le entregarás tu virginidad a otro ser. También hemos escuchado que lo mejor es tener esa primera vez con quien amamos, pero vamos, a los 17 años quién va a saber lo que es realmente el amor. De hecho, muchos de nosotros, a nuestros treinta y tantos, seguimos averiguando de qué se trata todo esto. En fin, creo que me fui un poco del tema. Retomando lo de la primera vez, creo que tiene mucho peso por todos los comentarios y críticas que se hacen a nivel social y cultural. ¿Por qué? No falta la tía criticona que diga “cómo es posible que te hayas metido con alguien antes del matrimonio”, o la vecina que opina que “ya porque tuviste sexo con él, debe ser tu pareja toda la vida”. ¡Pfff! No cabe duda que a veces resulta muy complicado expresar y disfrutar nuestra sexualidad sin sentir algo de miedo o culpa por todas esas ideas que nos han grabado en la mente.
Qué onda con la primera vez
La realidad es que la primera vez debería ser cuando quieras, con quien tú quieras. Muchas veces, nos enrollamos con alguien por simple curiosidad. Elegimos a esa persona no porque le amemos, sino porque es alguien en quien confiamos para compartir un momento tan íntimo. A veces lo hacemos con ese amigo con el que hemos decidido explorar un nuevo mundo. No tiene nada de malo. Lo mismo pasa si encuentras a alguien que te hace sentir muchas cosas bonitas y con quien te juras amor eterno (aunque muchas veces no termina siendo así).
Qué es lo que realmente importa
Hablado con la neta, creo que lo más importante de esa primera vez, es hacerlo cuando te sientas segura de ello. Si tienes curiosidad sobre lo que puedas sentir en ese momento, puedo decirte que lo primero que tienes que hacer es CONOCERTE Y EXPLORARTE A TI. Una vez que descubres el santuario que tienes en tu ser, estás lista para conocer la magia de otra persona. Si no te exploras primero a ti, no estás lista para explorar a alguien más. No esperes a que sea alguien más quien descubra tus sensaciones. Siempre elígete a ti primero para cualquier cosa que quieras conocer. No tengas miedo a masturbarte, a tocar tus senos, tu clítoris. Si quieres meterte un dedo en la vagina, hazlo. No vas a morir ni te va a pasar nada malo, al contrario, podrás saber dónde te gusta que te toquen y cómo. Ya que lo sepas, entonces sí estás lista para ir a compartir eso con alguien más.
Tal vez por eso muchas primeras veces no son satisfactorias, porque esperamos que alguien más sea quien descubra nuestro santuario. Evita ser una más, tienes el poder en tus manos y puedes usarlo todas las veces que lo decidas. Nadie puede decirte cuándo sí o no hacerlo. ¡Ama tu cuerpo!