Prefiero estar sola a tener que lidiar contigo, mi amor tóxico

Debo reconocer que el trabajo que hiciste conmigo fue grandioso. Te aplaudo por la magia que tienes para lograr que una mujer caiga rendida a tus pies. También te agradezco que te hayas cruzado en mi camino, pues aunque ahora ya no tengo que lidiar contigo, aprendí mucho de ti. A la mala, pero lo hice.

Te amaba, de verdad lo hice

Desde el primer momento que te cruzaste en mi vida, supe que serías alguien que dejaría una huella muy importante en mi vida. (Curioso, pero cuando conocemos a alguien, jamás pensamos en todo el daño que esa persona puede causarnos). Aún recuerdo como tu mirada y la mía hicieron clic. Ese clic que no experimentas con cualquiera. Lo más interesante fue que jamás noté que algo podía salir mal. Al contrario, apostaba todo por ti. Convivimos mucho tiempo hasta que robaste mi corazón. Estaba loca por ti, me encantaba sentir esa sensación que producías en mí. Sin pensarlo, puedo asegurarte que daba todo por ti. Eras ese amor que tanto había esperado, o al menos eso era lo que yo quería creer.

Poco a poco salía tu verdadero YO

Quizás desde el principio mostraste algunas conductas que señalaban quién eres en realidad. Sin embargo, decidí no hacerle caso a la lógica y me dejé llevar solo por lo que sentía. Estaba loca por ti y me enfocaba en ver sólo lo “bueno” y olvidar lo malo. Por desgracia (o fortuna) en ese momento yo tampoco estaba tan bien. Tal vez por eso hicimos clic de una manera muy buena. Dos almas rotas que se sintieron en empatía una con la otra.

Me fui rompiendo

Al estar mal yo y tú también, me fui rompiendo poco a poco. Dejé de ser yo y empecé a permitir que todo lo que hacías me afectara de una manera impresionante. Dejé de valorarme y acepté que un hombre tóxico tuviera control sobre mí. Poco a poco comencé a hundirme. Todo pasó tan rápido, que cuando me di cuenta ya estaba en lo más profundo. Sentí que jamás saldría de ahí y eso me hizo reaccionar. Tú te fuiste con pretextos y cobardía. Dijiste que no te sentías amado por mí, que jamás sentiste que me preocupara por ti. ¡Gracias por haberlo hecho! Fue ahí cuando me di cuenta de que quien estaba más mal eras tú y no yo. Yo te di todo mi amor y apoyo, pero no fue suficiente para ti. Comprendí que mientras tú te sintieras así, nada sería suficiente.

Dejé de lidiar contigo

Que te hayas alejado de mí es lo mejor que pudiste hacer. Al principio fue difícil, sí, pero sabía que ya nada me tumbaría. Opté por buscar ayuda y aprendí muchas cosas. Aprendí que sólo yo decido si le doy el poder de mi vida a alguien más o lo hago yo sola. Mi autoestima estaba por los suelos y poco a poco me di cuenta de cuánto valgo. Estar contigo me había hecho creer que no valía lo suficiente y que por eso no era merecedora de ti.

Amor propio

Tu llegada a mi vida fue como un torbellino. Causaste daño, sí, pero también me enseñaste algo muy importante: a creer en mí. Empecé a amarme como yo lo merecía y me di cuenta de qué grandiosa soy en verdad. Entendí que no necesito de alguien para SER FELIZ. (Estaba contigo y al final sólo sentía miedo o tristeza). Ahora soy feliz simplemente por ser yo.

Tomé la decisión correcta

Bien pude haber corrido a tus brazos y rogarte que regresaras, pero hice algo más inteligente. Acepté que necesitaba ayuda y gracias a eso me quité una venda que yo misma había puesto en mis ojos. Con lo que aprendí, supe que aunque te hubiera dado mi vida, no iba a ser suficiente para ti y mientras no decidas ver por ti, las cosas seguirán así en tu vida. Tu sigues repitiendo el patrón. No se trata de quién esté contigo, se trata de que cambies tu chip para que puedas arreglar tu alma.

Ahora yo soy la heroína en mi vida. No dejaré que nadie más se interponga en mi camino y me haga sentir que no valgo nada.