Plantas: por qué mis plantitas de interior se mueren

Las plantitas de interior viven en un ambiente muy diferente a las plantitas de afuera. Entonces qué es lo que pasa: hay un clima diferente, hay menos oxigeno, el calor, la humedad, e incluso la cantidad de agua que les das tiene que variar. Vamos a ver por qué se te mueren las plantitas de interior y como no volver a hacerlo.

Compras sin saber nada de tus plantas

Bueno es super común que vas por el mercadito o el super y ves una plantita que te encanta. Ahora bien los que venden plantas a veces te dicen que sí se puede tener en el interior de casa, de una forma muy condescendiente para que te lleves a casa lo que es su sustento. aunque hay plantas super bonitas algunas de ellas no se van a acoplar al interior de tu casa, es bueno investigar un poco antes de comprar o bien experimentar con tu plantita.

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Los lugares transitados de tu casa no son buena idea para tus plantitas.

El lugar donde colocas tu planta tiene mucho que ver con el éxito o el fracaso. Como todo ser vivo, las plantas a veces sufren por estar en la escalera o en un lugar donde a cada rato pasan a ser golpeadas. Seguramente a ti no te gustaría que alguien te estuviera empujando todo el día, ves es lo mismo. Un lugar tranquilo donde se vea linda y nadie la moleste es lo ideal.

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Estas regando demasiado

Comúnmente, creemos que lo que puede matar a las plantas es el no regarlas, pero el darles demasiada agua puede ocasionar que la maceta y tierra se encharquen y por consecuencia que las raíces no puedan respirar adecuadamente ni absorber los nutrientes provenientes de la tierra y a causa del exceso de agua, los tejidos de las raíces se pudrirán, causando que las plantas mueran. Si ves que tu planta anda amarilla y media triste checa la tierra, puede que esté demasiado seca.

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La mueves a cada rato tus plantitas de interior de lugar

Regreso a lo mismo, tu planta es un ser vivo y como a todos nos gusta la costumbre. Se despierta en el mismo lugar y se duerme donde siempre. Si la estas cambiando a cada rato, su temperatura cambia y le provocamos estrés. Lo ideal es no moverla demasiado para que no sufra.