En alguna ocasión me preguntaron si me hubiera molestado ser hombre. Contesté que no, al final de cuentas tendría otra perspectiva de la vida. Sin embargo, me encanta ser mujer ya que nosotras experimentamos la vida de forma distinta. No obstante, hay obstáculos y mitos que se nos interponen día a día. Ve cuales son los más comunes y deja de reproducirlos.
El peor de los mitos: somos interesadas
Basta con ver algunos anuncios publicitarios tanto de épocas pasadas como de la actual para darnos cuenta de que esa percepción no ha cambiado. Es hipócrita que mientras ganamos menor salario, se nos niegan oportunidades de crecimiento laboral, académico o personal y nos llamen interesadas. Somos capaces de generar ingresos, formar patrimonios y mantenernos de forma estable.
Somos superficiales
Algunas chicas aman el mundo de la moda, el estilo y el makeup. Por ello, generalmente estamos al tanto de distintas tendencias y complementos relacionados con esos temas. No obstante, eso no está peleado con el mundo laboral, académico y cultural. De hecho, ambos te permiten tener una visión integral del mundo y del comportamiento social. Desgraciadamente, este es un punto que las personas no piensan antes de señalarnos o criticarnos.
Somos el sexo débil
Las mujeres poseemos mucha fuerza mental, emocional y física, las cuales nos permiten enfrentarnos a lo que sea. Sí, inclusive a la misoginia, discriminación y otras adversidades de la vida. Por tanto, no necesitamos que las personas vengan en nuestro auxilio o presupongan que no podemos hace tal o cual cosa solo por ser chicas.
Uno de los mitos más molestos: somos histéricas
De entre todos los mitos este es uno de los más molestos. ¿Cuántas veces no hemos visto memes y chistes acerca de nuestro aparente comportamiento paranoico e incontrolable? Así mismo, dicen que somos difíciles de entender y que no sabemos lo que queremos. Estos comentarios, además de molestos, son peligrosos, pues con ellos validan las distintas injusticias que se cometen en contra de nosotras. Entre ellas se encuentra el “cuando dicen que no, es sí”. Si lo pensamos con detenimiento, son formas de control que utilizan contra nosotras.